Demasiado débil

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Aviso:
Estás historia posee contenido sexual y para mayores de edad, habrá mención a temas que pueden ser desconocidos o desagradables para diferentes personas como el exhibicionismo mal intencionado en vía pública, en este caso, relaciones sexuales consensuadas en el auto, además de ser contenido homosexual.
Está historia es completamente mía y no se permiten adaptaciones sin mi consentimiento.
Haikyuu no me pertenece.
Lee bajo tu responsabilidad.
Que lo disfrutes <3
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Desde siempre Atsumu a sido un niño mimado y engreído, de entre los gemelos siempre a sido Atsumu el más caprichoso y consentido.

Eso era jodidamente injusto.

A Kiyoomi le parecía jodidamente injusto aquello y más si Atsumu portaba esa linda carita a la que nunca podía decirle que no.

Porque podían ser las tres de la mañana o el maldito fin del mundo y si Atsumu quería una jodida crepa el iba a conseguirle su jodida crepa.

Y aquí estaba buscando un jodido lugar que podría encontrar abierto a las 3:37 de la madrugada que vendiera una maldita crepa de manjar y fresas.

Todo esto era su maldita culpa, si no fuera tan débil ante aquel endemoniado rubio teñido esto no estaría pasando y podría estar tranquilamente durmiendo, pero no, tenía que estar con Atsumu Miya quien no podía evitar hacer su vida más difícil.

-Atsumu- suspiro cansado- dónde demonios crees que vamos a encontrar crepas a esta hora?- gruñó el alfa mirando a su omega mirar la ventana con un puchero y el ceño fruncido.

-Te dije que ya no quiero nada- murmuró sin intención de mirarlo, deslizando su mano por su abultado abdomen y la imagen le pareció más adorable de lo que debería.

-Oh vamos, Atsumu- suspiro, su omega había estado muy sensible últimamente- entonces ya no quieres crepas?- preguntó porque no sería la primera vez que su omega lo hacía ir a comprar algo a altas horas de la noche para luego no comerlo y lo ama lo suficiente como para no molestarle aquello.

-Quiero fresas con crema de avellanas- murmuró con las mejillas rosadas mirándolo tímidamente porque sabía lo muy molesto que podía llegar a ser para su alfa.

-Está bien- le dirigió una sonrisa porque sabía que no era la intención de su omega molestarlo, además era más sencillo encontrar fresas y nutella en una tienda que atendía las veinticuatro horas que encontrar crepas a estas horas.

-O-Omi?- llamó con suavidad, repentinamente tímido y temeroso, Kiyoomi sonrió porque le parecía muy adorable y es que si tenía que salir a las tres de la mañana a conseguir una maldita crepa, un jodido durazno o una pizza a esas horas valía la pena con tan solo ver esa brillante sonrisa en el rostro del teñido.

-Si?- lo miro estacionando el auto frente a aquella milagrosa tienda de conveniencia que aún estaba abierta.

-Lo lamento- se disculpó evadiendo la mirada un segundo- no quería levantarte está vez pero es que enserio quería una crepa- murmuró muy avergonzado y al borde de las lágrimas por poder haber hecho enfadar a su alfa.

-No llores- pidió el pelinegro acariciando su mejilla, que jodidamente adorable!- está bien, yo lo sé, no te preocupes por eso, en realidad prefiero venir contigo a que sigas con la locura de querer salir tu solo a estas horas porque tienes ganas de comer cualquier cosa- suspiro, esa había sido una larga riña entre ambos porque a Atsumu se le había dado esa jodida manía de salir el mismo a conseguir lo que se le antojaba porque "no quería molestarte Omi" eso sí que era una molestia.

Caprichoso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora