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Narra Fabián Hoffman

Y luego de ese día, la veces que la ví fueron pocas. Se fue a Los Ángeles y cayó en depresión, estuvo en terapia por un poco más de un año entero; fui a verla al principio, una vez, pero estaba tan mal que no quiso verme y su padre me pidió que no volviera a buscarla. Regresé a Vancouver, y le di su espacio.

Pero después de meses de eso, ella regresó.

No volvió a hacer la misma, admito que se concentró en estudiar y no abandonó la idea de que nuestro hijo está vivo. Aunque volvimos a estar juntos ella empezó a tener una vida totalmente a parte de la mía. La mayor parte del tiempo no se que está haciendo o dónde está.

Los últimos años nos hemos distanciado como nunca habría imaginado. Las veces que no hablamos de cosas de la casa, peleamos.

Hace unos días mi madre enfermó. Eso se sumó a otra de mis preocupaciones. Y aunque eso me preocupa, todos los demás parecían prosperarán con los años.

Al final, Amelia descubrió la verdad, y supo que el padre de su hija era Esteban, fueron años duros para mí hermano, pero ahora están casados con su linda hija y otra pequeña bebé.

Matthew y Alana estuvieron a punto de divorciarse, por una infidelidad. Pero pudieron superar eso y ahora tienen gemelas de tres años.

Y yo solo tengo cabeza para el trabajo, para el trabajo que me da la pelea legal. Por ahora estoy trabajando con mi papá.

Y ella, sale temprano y llega tarde. Ya la seguí y revisé lo que hacía, pero no encontré nada raro, solo va al trabajo y sale con Amelia y Alana. 

Mientras yo llevaba años peleando por la empresa. Albert resultó más descarado de lo que pensé, porque ahora mismo está tratando de quitarme mi empresa.

—Fallo a favor del señor Campbell. Por lo tanto la compañía Vinos Campbell estará en manos del señor Albert Campbell, el cual es dueño de todas las acciones de la misma

Cerré los ojos y apreté los puños. Ya no había nada que hacer, también había perdido la empresa, mi empresa. Y pensar que por ello me casé con Grecia y ahora siento que no tengo ninguno de los dos.

Salgo del juzgado a toda marcha, ignoro a Colton quien intenta seguirme y me subo a mi auto. Arrancó llegó a la casa.

Me quedé sin nada

Al abrir la puerta me encuentro con Matthew y Esteban, ellos miran, serios. Veo discretamente para buscarla con los ojos pero claro, no estaba.

—Perdí el juicio, la empresa es de Albert

Me dirigí a la barra y enseguida me serví un trago del mejor whisky que tenía en ese lugar. Me lo bebí de golpe y enseguida me serví otro.

—Lo siento —oí detrás de mí

Mi vida se había vuelto una completa mierda. Estaba solo y frustrado, y siempre pensaba en ella, y eso era aún peor.  Aún sentía la necesidad de verla, sentirla, oírla. Pero lo peor de todo es que ella estaba aquí, conmigo, en esta casa, comíamos juntos a veces, dormíamos juntos a veces, hacíamos el amor a veces.

Ella en ese aspecto, era más callada, solo se acercaba y dejaba que la tocará y listo. No decía muchas palabras.

—¿Hablaste con Colton? ¿No puedes hacer nada más?

Negué

—¿Cómo está mi madre? —pregunté para aligerar un poco las cosas

Me senté en el sofá y ellos hicieron lo mismo, frente a mi.

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