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Advertencia: contenido sensible.

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Yizhuo contó imposiblemente los copos de nieve cayendo en la venta del café mientras esperaba ansiosa la aparición de la chica de sus sueños.

Tomó una taza de chocolate caliente primero, luego tomó otra y finalmente un café amargo. Hizo una mueca al probarlo, a ella no le gustaba en realidad, pero eso la hizo despertar de su ensoñación.

Pagó la cuenta y se fue, había mucho frío, la temperatura rondaba por los menos grados, pero sólo llevaba una blusa manga larga y un gorro en su cabeza, realmente el frío era insignificante en ese momento.

Mientras caminaba vio varias parejas ir tomadas de la mano, demasiado pegadas para su gusto. Un destello la hizo recordar cuando ella también estaba así con su chica, sonrió amargo y miró hacia el cielo evitando llorar, sus ojos ardían y el peor escenario sería llorar en la primera nevada de diciembre.
Tomó un respiro y siguió su camino, ¿su chica estaría pensando también en ella?
Vaya pregunta, seguiría sin respuesta.

Se desvío de su camino hasta un pequeño parque y terminó en una banca con sus brazos alrededor de sus rodillas; sollozando.

Tiró de sus mangas con sus dedos, tratando inútilmente de encontrar consuelo en ello.

—Aeri...

Tartamudeó entre sus sollozos, decir su nombre quemó todo en su interior, sintió tan ajeno decirlo en voz alta.
Aeri ya no estaba, ella lo sabía.
Suspiró temblorosamente mientras trataba de calmarse un poco, agradecía que no hubiera nadie cerca, eso sería vergonzoso y muy lamentable.
Y bien, ella iba cada mes a cafetería con la esperanza de que mágicamente Uchinaga Aeri apareciera, pero eso no sucedió para su desgracia. Hoy era la primera nevada y eso lo hizo más lamentable de lo que ya era.

Aeri fue su novia, lamentablemente la mayor tenía una enfermedad y por el bien de ambas, Aeri terminó con Yizhuo. La castaña guardaba una pequeña esperanza de que fuera un mal sueño, pero cada mañana se miraba en el espejo y la realidad la golpeaba, era tan aterrador.
Un mundo sin su otra mitad, era consciente de que fue, no, en realidad no, eso fue lo peor que la japonesa pudo haber hecho, fue muy cobarde.
Esa palabra estaba tan ligada a Aeri como decir que la extrañaba, simplemente podía pensar en eso.

Casa día tenía que vivir con la cruda realidad, no sabía qué le desagradaba más; si la realidad o vivir.

Había pasado poco más de un año desde entonces, dejó de hablarse con Jimin y Minjeong, las coreanas juraron nunca decir dónde estaba Aeri y eso no le gustó a la menor de las cuatro. Alguna que otra vez Minjeong trataba de verla, no obteniendo respuesta, y estuvo un día frente a su puerta a punto de decirle el paradero de Aeri, mas no lo hizo, se rindió finalmente.
Desde hace seis meses no sabe de ninguna de las dos, y aunque podía escucharse cruel, a Ning ni siquiera le importa.

Nada importa si no se trataba de Uchinaga Aeri.

Vio la nieve empezar a ser más densa y comenzó a titiritear, sus dientes crijían. Supo que debía levantarse de allí de inmediato, pero ahí estaba su depresión, ¿y si sólo se dejaba morir?
Se sentó procesando sus opciones, ya que de no morir de hipotermia tendría el peor de los resfriados de su vida.
Cerró los ojos, cualquiera de esas opciones le importaba un bledo.

Sintió unos manos sacudirla con fuerza. Una voz algo ronca, cuando abrió sus ojos vio a una chica rubia sacudirla luciendo muy preocupada.

—¿Señorita?

Ning no pudo hablar, su garganta estaba muy seca, le dolía pasar saliva. Atinó a parpadear y fruncir sus ceñas.

—Menos mal la encontré a tiempo, ¿qué hace aquí? —La rubia notó algo obvio y resopló.— ¿No puedes hablar? ¿O mi coreano es tan malo? Soyeon unnie dijo que estaba mejorando...— farfulló.— lo que sea, vamos. Hace mucho frío.

Yizhuo frunció sus cejas más, ¿esa quién era?

Negó varias veces, ¿y si era un secuestrador?

La chica no hizo caso y obligando a Ning se la llevó hasta una farmacia, Ning se sintió como una indigente en ese momento. Quizá la chica creyó que era uno y no que simplemente se quería morir.

Rodó sus ojos. El mundo no quería dejarla morir tan rápido, observó a la rubia escoger entre miles de antigripales e ir por calentadores.
Yizhuo por supuesto no tenía idea de quién era, ¿y cómo podría saberlo? Asia era muy grande en población, ella no podría saber la identidad de cada persona, inclusive su número de amigos era limitado, demasiado, sólo contaba con un chico llamado Chenle.

Y oh, de nuevo el remordimiento de ignorar a todos hasta alejarlos completamente de ella. En momentos como ese ella se lamentaba por eso, pero el tratar de morir cada vez que podía le pesaba más teniendo gente a su alrededor, no podría hacer tal cosa sabiendo eso.

—Chica, vamos.

Ning la siguió cabizbaja, sin importar qué siempre alguien se preocupaba por ella. No la dejaban ser infeliz, a pesar de sus intentos.

Luego de terminar en su departamento con aquella extraña, pudo hablar, algo rasposo para su gusto.

—Soy Ning Yizhuo.

La chica sonrió y estrechó fuerte su mano con la de Ning.— Song Yuqi.

...

Pasaron algunos días y las visitas de la rubia fueron lo único agradable de sus días en la vida de Yizhuo, Yuqi lograba distraerla lo suficiente para olvidar sus pensamientos que cada noche la carcomían.

Sin saberlo habían pasado cuatro meses desde entonces, Yizhuo comenzaba a mejorar en su estado de ánimo, ella confío una tarde en Yuqi y le contó sobre Aeri, sobre su ruptura, la enfermedad de la mayor y el por qué ese día quería morir. Aunque, punto importante, en ningún momento Yuqi escuchó decir a Ning que no quería hacer eso de nuevo, así que tuvo mayor cuidado con la chica.

Y las cosas entre ambas se estaban poniendo particularmente profundas, no había manera de decirlo de otra forma, pero Yuqi estaba cayendo muy profundo por la castaña y eso no terminaría bien.

...

Ning recibió una llamada, número desconocido.
Dudó, pero respondió.

Una voz reconocible se escuchó al otro lado.— Ella se ha ido.— Declaró con crueldad la señora Uchinaga.

En la habitación solo se escuchó el crack del celular de Ning contra el suelo seguido de un fuerte sollozo.

Aeri se había ido. Ella se había ido definitivamente.

Y Yizhuo no pudo con eso. Una carta en su escritorio junto a una pila de tabletas fue lo único que encontraron en su hogar, además de lo obvio.

Esa noche ella decidió ser feliz, pudo descansar finalmente de su dolor, lamentable o no; ella lo hizo.

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Tenía un one shot algo subido de tono de esta shipp, pero de la nada me dio mi nostalgia, me deprimí y salió esto.

Gracias por leer 🤝

The Happiest Girl || NingSelle (OneShot). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora