ʟᴀ ᴘʀᴏғᴇᴄɪ́ᴀ

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Hola gente. Ya vine a actualizar y puede q no tenga tanto sentido pq lo que no escribi en no sé cuánto tiempo lo escribí en una hora.

Toda esta información sobre el pasado de Attuma fue sacada de una página de dudosa credibilidad pero que como quiera me sirve para la historia, aunque le hice uno q otro cambio para el bien del fic.

Si alguien tiene alguna duda, me la puede dejar en comentarios.

•••••

Cuando Namor estaba dispuesto a matar a la princesa Shuri y arrebatarle su reino a Ramonda para dárselo a su segundo comandante, justo cuando estaba decidido a atacar y destruir todo a su paso para dejar ruinas en las manos de Attuma, una noticia llegó, y con ella, una decisión que había estado evitando durante tanto tiempo.

—Kukulkán, tenemos que hablar. —Habia dicho Namora, con ese tono angustiante que alerto a Namor. —Es sobre Attuma

Fue peor cuando escucho aquel nombre.

—Te escucho, Namora

—El último descendiente de Rorak fue derrotado, eso significa que la guerra por la libertad a terminado y, ahora, el pueblo Skarka reclama a su legítimo rey.

Namor cerro los ojos con fuerza, la ira de acumulaba dentro de él. Todo su empeño, todo su esfuerzo, y la culpa de cargar un secreto y una traición fue para nada, porque todo eso que él dió había sido pisoteado por la debilidad de un bárbaro de sangre sucia.

Todavía recuerda como la madre de Attuma llegó a Talokan suplicando ayuda, recuerda sus lágrimas tan transparentes y brillantes a la luz del sol, su voz quebrada y temblorosa cuando le rogó que cuidara de su hijo, sabía que ella, reina de lo que algún día fue Skarka, no se podría salvar pero su hijo si. Ella gasto sus últimos alientos para pedirle que haga de su hijo el guerrero más fuerte de todos, que le enseñará a amar a Talokan y jamás traicionarla, porque, algún día, él vendría por él.

No lo comprendió al principio, pero de cualquier manera su pueblo adoptó al niño, él mismo ordeno que su entrenamiento fuera el más desgastante de todos, y doloroso si así era necesario. Attuma vio a Namora y a su tropa como la única familia que tenía, los recuerdos de su antiguo pueblo poco a poco se perdieron.

Y Namor nunca volvió a pensar en las palabras de la madre hasta que un día, como ella lo había dicho, Rorak llegó por él. Kukulkán se sorprendió de lo civilizado que llegó a ser aquel bárbaro, juntos llegaron a hacer un acuerdo el cual decía muy detalladamente que Rorak jamás volvería a tocar el territorio de Talokan y mucho menos intentar acercarse a Attuma e intentar matarlo.

Cuando él se fue, Namor fue a visitar al chico quien ya debería haber crecido un poco más desde la primera y última vez que lo vió.

"Debes estar orgulloso de él, nadie le gana en combate, es letal y ambicioso" Namora le había dicho esa vez.

"No lo suficientemente" él dijo.

—Attuma no se puede ir. ¡Yo mismo apoye a todo descendiente de Rorak para que eso no sucediera! ¡Yo mismo peleé contra ese pueblo y capture su libertad para que nunca vinieran por él! — La serpiente grito tratando de ahogar su propia voz para no causar un escándalo.

Skarka había sido unos de las naciones más poderosas del mar, y con ello, enemiga de Namor y de Talokan. Porque ni Talokan ni Skarka habían querido llegar a una alianza, creían que podrían evolucionar y mejorar por si solas, que sus guerreros serían cada vez más fuertes, y que la profecía tendría que cumplirse sin importar cuánto quieran evitarlo. Pero, lamentablemente para Skarka, su confianza era demasiada, ellos pensaban que ningún ser en la tierra podría derrotar a sus tropas y menos a su rey, Attukar, el antiguo señor de la guerra. Hasta que un día, sin previo aviso... él llegó, un bárbaro de una tierra sin nombre, un hombre sin nada en especial más que su fuerza y codicia. Rorak derrotó a Attukar y doblegó a todo el pueblo Skarka, fue suyo desde ese momento.

Attuma y su madre huyeron tiempo después.

—Si Attuma toma el trono, las probabilidades de que la profecía se cumpla serían cada vez más altas, Kukulkán.

El Dios deja salir un sonido de fastidio. Aquella serie de vocablos que tanto odia resuena en su cabeza

—Él es el rey— Murmura

—Y el profetizado conquistador de Talokan. — Namora completó

Si mirada se pierde en la pared, su mente estudia todas lo que podría pasar y después de algún tiempo de pensar en sus opciones, él pregunta: —¿Dónde está él?

—Vigilando territorio Wakandiano. Él cree que Wakanda va a ser suya.

Con todo este asunto, Namor había olvidado por completo que aún tenía pendiente algunas situaciones.

—Cuando regrese, tómalo como prisionero. — Ordena con la mirada baja

— ¿Y que harás con la profecía? —Ella preguntó inquieta. No quería ir en contra de Attuma pero tampoco podría estarlo contra Talokan.

—Hay cosas que no se pueden evitar, mi niña.

Ella asiente y justo cuando está a punto de irse, la voz de Kukulkán la detiene

—Namora

—¿Si?

—Llama a la científica.

•••••

—Kukulkán, Namora me ha dicho que requiere de mi.

—Si... Yo... He estado pensando en tu último proyecto ¿Ya lo has terminado? — Él está pensando en demasiadas cosas, se nota en el nerviosismo de su voz.

—Oh, eso. Claro que sí, siempre un paso adelante de los de la superficie, aunque creo que con esto deberían ser como diez.

—Bien ¿Funciona? ¿Cuáles son sus efectos secundarios? ¿Presenta fallas? —Namor exige saber, nesecita saber que no le hará más daño de lo necesario a Attuma. Nesecita saber que estará bien.

—¿Quien va a ser? — La científica pregunta, comprende ahora porque tanto alboroto entre él y Namora.

—Attuma.

—Cuando lo órdenes. Te aseguro que nada de lo que tú podrías hacerle le haría más daño.

—¿Tú lo sabes? —Con el ceño fruncido, él pregunta.

—Las razones por las que quieras hacerlo, no. Pero se que él estaría dispuesto a cualquier cosa por ti, tan solo basta con ver cómo te mira, es como si hubiera nacido para adorarte, te cuida tanto o más que un niño cuidando a su juguete favorito y la forma en que trata de pasar todo el tiempo contigo, pegado a ti como si fueras su osito de peluche, la forma en que sufre cada que no pides que te acompañe a cualquier lugar al que vayas. No es tan difícil ver que él está enamorado de ti.

—¿Enamorado de mi?— La forma en como esa frase en su boca sonó a una burla fue asqueroso de escuchar, incluso para él mismo.

—Sin embargo, tú eres más difícil de leer y entonces, ahí es cuando empiezo a cuestionarme ¿Será Kukulkán alguien a quien podrías amar y no arrepentirte de ello? Y créeme que la respuesta que halle, a Attuma no le gustará.

—Yo lo he dado todo por ustedes.

—No hablo de ese tipo de amor.

Y Namor lo sabía.

𝐒𝐈𝐄𝐍𝐓𝐎 | Namor x Attuma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora