El inglés siempre había recibido burlas e insultos por el club raro al que pertenecía, pero el invocar a Rusia no era su único talento, Kirkland hace un tiempo había encontrado su talento que tenía en la voz. Y ahora en cada descanso que tenía en la secundaria aprovechaba e iba a un lugar alejado, donde habían varias flores y plantas hermosas, ahí se sentía inspirado y cantaba alguna canción de la que se acordara la letra en ese momento.
Al francés lo consideraban un caso perdido, un chico que sólo se la pasaba coqueteando con cualquiera que le pareciera atractivo, y aprobando cada examen con ayuda de las mujeres inteligentes a las quienes conquistaba, se podría decir que tenía a todos sus pretendientes a sus pies. Aunque eso sí, últimamente se había comenzado a interesar por la fotografía, así que ya no lo consideraban tan "inútil" como antes.
Pero esta vez en el amor quería algo nuevo, desde hace tiempo estaba buscando a un hombre listo y responsable, con carácter fuerte pero amable a la vez. Algo que era imposible de encontrar en esa escuela. O al menos eso creía, hasta que un día escuchó a uno de sus amigos mencionar a un tal Kirkland, abiertamente homosexual, de baja estatura, actitud seria, e inteligente, había sacado la mejor calificación en el último examen de su grado. Toda esa descripción le bastó a Bonnefoy para interesarse en ese chico sin siquiera conocerlo en persona.
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Era el segundo descanso en el día, Arthur ya había almorzado y se encontraba en una parte de la escuela donde nadie pasaba, así que podría estar tranquilo mientras admiraba las hermosas flores que decoraban ese lugar. Mientras, Francis se estaba dirigiendo hacia ese mismo lugar, ya que un profesor le había recomendado tomar fotos allí.
Uno de los caminos para llegar a ese lugar era ir por un pasillo hasta una puerta de emergencia, que daba de frente hacia donde el inglés siempre se encontraba. Y ahí estaba Francis, cuando abrió la puerta silenciosamente había escuchado la angélica voz de Arthur.
— "I'm hopelessly devoted to you..."
Se asomó por la puerta y siguió escuchando, mientras el otro chico estaba recogiendo una flor y tomaba aire antes de seguir cantando.
— "But now, there's nowhere to hide, since you pushed my love aside"
El inglés había alzado mucho la voz, rogaba porque nadie lo hubiera escuchado. Pero no sabía que alguien estaba detrás de la puerta de emergencia, y ese alguien se había enamorado de su voz.
— "I'm out of my head... Hopelessly devoted to you..."
Sin duda, de alguna manera se había enamorado con sólo escuchar su voz.
De pronto Bonnefoy se encontraba fuera de este mundo, sólo contemplaba a ese chico rubio que le daba la espalda y su melodiosa voz, no existía nada más.
En ese instante el inglés dio vuelta su cabeza y se percató de la presencia del francés.
No podía ni siquiera mover un músculo, se estaba muriendo de la vergüenza.
¿Y Francis?, Francis quedó boquiabierto al ver la cara de Arthur. No podía creer como una persona tan atractiva y tierna a la vez estaba frente suyo. Él mismo en el fondo se decía que estaba siendo muy dramático, pero no podía dejar de mirar cada centímetro de la perfecta cara de Kirkland.
En un abrir y cerrar de ojos Francis estaba al lado de Arthur tomándole una foto a la flor que sostenía.
— Cantas bien — dirigió su mirada al otro chico con una sonrisa tímida.
— Gracias... — evitó la mirada del francés — Por favor no le digas a nadie
— No te preocupes, no diré nada — dijo mientras agarraba una flor — Ten, una bella flor para otra bella flor — rió levemente.
Arthur no sabía que decir en ese momento, su cara se había puesto totalmente roja, sólo agarró la flor delicadamente y la juntó con la otra que ya tenía.
— Soy Francis Bonnefoy, de tercero B, un gusto — le extendió la mano .
— Arthur Kirkland, de segundo A, el gusto es mío — aceptó el saludo con una pequeña sonrisa, casi imposible de notar.
Y así fue como Arthur y Francis se conocieron; algo cliché, pero así es como lo sueñan los románticos empedernidos, ¿No?.
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2am otra vez escribiendo pendejadas, besitos en el poto 😻
