Uno

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-Zander, deja de molestar a tu hermano.- Oh santo dios, este día no terminaba más. Había tenido un infierno de día organizando la agenda para poder llevar a los niños de vacaciones. Mis clientes no habían estado satisfechos pero ¿honestamente? me importa una mierda. Hacía más de dos años que no los llevaba a ningún lado, y ahora que Katherine había decidido finalmente ir a rehabilitación, mis hijos necesitaban un respiro.


Cuando tenía 20 años pensaba que iba a estar con mi novia de la secundaria para siempre. Era un imbécil inmaduro, ahora sé eso, pero cuando descubrió que estaba embarazada de mellizos, fue la mejor noticia de mi vida.


Katherine dejó los estudios y trabajaba en una tienda de comestibles, mientras yo estudiaba. Nos arreglamos viviendo en la parte trasera de la casa de sus padres; no era la gran vida que siempre soñamos, pero estábamos bien. Cuando Zander y Shane nacieron, después de mudarnos a un pequeño apartamento, Kate se hundió en la depresión post parto (y cuando digo "depresión post parto", quiero decir alcohol).


El día del cumpleaños número dos de los niños, ella estaba totalmente fuera de sí. De tal manera, que cuando Zander lloró porque su hermano le había robado el juguete con el que se entretenía, pensó que gritarle no era suficiente, y lo abofeteó.


Esa misma noche, tome a ambos bebés y me fui como el infierno de allí, a la casa de mis padres. Nos quedamos hasta que me gradué como abogado y compré una hermosa casa apta para dos pequeños niños hiperactivos. Kate estuvo viviendo en el pequeño apartamento hasta que, hace unas semanas, decidió que necesitaba ayuda.


Reorganizar la agenda y programar las audiencias de los casos me llevó más tiempo de lo que creía. ¿Un consejo? Nunca dejes a tus hijos de 5 años con tu mejor amigo imbécil.


Conocí a Thomas cuando estábamos en primaria y todos se burlaban de él por su sobrepeso. Una vez fueron demasiado lejos y lo defendí. Somos amigos desde ese momento. Tom es un idiota. Dejando de lado al niño gordo, se convirtió en un jodido six-pack mujeriego. Nunca lo dejo solo con los niños por más de una hora, pero hoy se me hizo condenadamente tarde, y ahora como consecuencia Zander está dibujando bigotes y miembros masculinos en la cara de un Shane profundamente dormido en el sillón.


Cuando le pregunté si sabía lo que estaba dibujando me dijo que su tío Tommy se lo enseñó y que eran dos ojos y una nariz grande. Voy a matar a mi mejor amigo.


-¡Zander Bentley Tate, a tu habitación! y no quiero más travesuras por hoy, o vas a quedarte con tus abuelos mientras Shane y yo vamos a la casa de la playa por todo el verano.


-Perdón, papá. El tío Tommy dijo que se lo hizo al tío Dylan y se rió mucho. No quiero quedarme con los abuelos, porfis.- Suspiré y revolví su cabello.


-Está bien, no más tardes divertidas con el tío Tommy. Subí a tu habitación y empaca lo que querés llevar en tu mochila.- Bufando, subió las escaleras. Me arrodille junto a Shane y besé su frente.


-¿Shane? Despierta, hombrecito.- Abrió los ojos sobresaltado, y después sonrió.


-¿Papi?


-Hey bebé, es hora de un baño. Después tenes que hacerte la mochila para el viaje.- Se sentó cruzando los brazos y frunciendo el ceño.


-No soy un bebé.


-Oh es verdad, mi error.- Lo alcé sobre mi hombro, escuchando sus carcajadas, y lo cargue por las escaleras hasta el baño. Se sentó en el inodoro, ya desnudo, mientras la bañera se llenaba y metía sus juguetes dentro.


-Cuando termines de jugar llamame y vengo a lavarte la cabeza.- Lo metí entre la espuma y sacudí su cabello.


-Puedo lavarme la cabeza papá, soy un hombre grande.- me reí, negando, y baje hasta la cocina.



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-Muevan sus traseros, hombrecitos. Llegamos tarde.- Grité desde la base de la escalera. Escuche sus gruñidos mientras bajaban a desayunar con sus mochilas preparadas. Ayer antes de dormir, hice las verdaderas valijas y las cargue en el auto, pero los niños amaban hacer su propio equipaje.


Mientras ellos comían, abrí primero la mochila del hombre araña de Zander: Sus muñecos de superhéroes, una pequeña pelota de fútbol, autos de juguete y su manta.


Bien, nada extraño esta vez. La cerré y abrí la mochila de los minions de Shane: sus crayones de colores, su libro favorito, algunos muñecos, sus dinosaurios y... una fotografía. En ella estaban ellos en mis brazos, y su madre, Kate abrazándome por la cintura. Pero esa parte ya no estaba.


Me crucé con su mirada, del otro lado de la mesa y arqueé una ceja. Se ruborizó.


-Era mi foto, y no la quería ahí.- Zander dejó de comer y bajó la cabeza. Dónde Shane era el más fuerte y maduro, Zander era travieso y dulce; nunca culpó a su mamá y cada vez que los llevaba a visitarla era lo mismo: Shane se quedaba en el auto y Zan la abrazaba y no paraba de hablarle.


-Lo sé Shane, pero es tu mamá y sé que no se portó bien, pero los ama y se está poniendo mejor ahora.


-No me gusta Kate. No es mi mamá.- Zander sollozó, así que me levanté y lo alcé, sentándome en su silla, con él sobre mi regazo. Puso sus brazos alrededor de mi cuello y hundió su cabeza en mi pecho. Acaricié su espalda con una mano.


-Shh, está todo bien Zan. Que Shane no perdoné a mamá no significa que vos no puedas quererla.


-Pero... pero... Shane es mi... mi hermano y si él no qquiere a mamá...


-No pasa nada, vos podes quererla igual; Shane no se va a enojar por eso, ¿no, hijo?- Shane miró a su hermano con arrepentimiento.


-No Zan. Si querés a Kate, no me voy a enojar. No llores más.- Zander asintió y se limpió las lágrimas.


-De acuerdo, chicos. ¿Quién está listo para la playa?- Ellos gritaron y se rieron.


Crisis salvada.





El cielo es el límiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora