<<Los cristales de las ventanas de cada automóvil humedecidas del cruel frío de Diciembre, hace que pueda mirar el reflejo de lo que a veces odio, lo que detesto de mi persona. Me abrigo con mi gabardina favorita y bufanda roja haciendo que entre en calor, aunque el frio interior es más intenso que el que siente mis mejillas.>>
Sin vacilar, la joven caminaba sobre la cera peatonal, teniendo esa reflexión en mente, esquivando a los peatones que igual manera, se mantenía abrigados por el clima friolento. Al llegar a su destino, el Hospital General "Ox" se detuvo en la entrada. Se acomodó en un rincón para evitar estorbar a las personas que ingresaban o salían del lugar.
-Puntual como siempre, ¿Cómo estás, Lucy?- comentaba una joven con bata médica.
-Siempre preguntas eso, y siempre te doy la misma respuesta... desde hace dos meses.- Respondió Lucy. – Así que llega a la misma conclusión Verónica.
-Dime Vero, ya estamos más en confianza, digo, ya que eres amiga de mi prometido.
Lucy hizo caso omiso.
-¿Veo que nunca vamos a empatizar verdad?- pregunto Verónica con reprocho.- Bueno es evidente, no quieres aceptar que Oswald está conmigo. Ese es tu problema.
<<Posiblemente>>
La puerta de la entrada general fue abierta por un joven pasante médico. Portaba bien una camiseta lisa, con unos pantalones de vestir café. Zapatos cafés bien lustrados, en combinación su bata médica.
-Lucy, gracias por esperar,- comentó Oswald.- Ya tuve quien me cubra por un momento.
-Buenas tardes amor,- dijo Verónica.- ¿Vas a tu descanso?
-Sí como es costumbre.- respondió Oswald. ¿Quieres que te traiga tu café de siempre?
-Si no es molestia.
El ambiente sobre los jóvenes médicos se sentía el aura en color carmesí, pero la pequeña Lucy desprendía tonalidades grises. <<Solo quiero un poco de ese brillo>> susurraba el corazón de la joven.
-¿Nos vamos Lucy?- dijo Oswald tras despedirse de Verónica.
Ambos jóvenes caminaban juntos hacia la cafetería que frecuentaban.
<<Es un silencio agradable al caminar junto a ti.>>
-Antes de llegar quiero que me acompañes a una parte.- comentó Oswald.
Tomaron un pequeño desvío, llegando aun pequeño parque céntrico con una plaza amplia. El lugar se encontraba cercada con barras de seguridad. La maquinaria estaba a 100% trabajando.
-Creí que ya estaba terminado.- dijo Oswald decepcionado.
-¿Qué están construyendo?- preguntó Lucy.
-Creo que es una estatua o según y espero... un árbol de navidad.
-Pero aun falta... estamos a primera semana de Diciembre. -Respondió Lucy.
-Nunca es tarde para un árbol de navidad.- Comentó con voz grave.
<<A veces no entiendo tu perspectiva de las festividades>>
Retomaron su rumbo de origen, al llegar a la cafetería ambos se sentaron en su lugar preferido.
-Dime ¿Cómo va el trabajo en la oficina?- preguntó Oswald.
-Bastante bien, algo tedioso hoy. Es inicio de mes casi. Oye Oz, quítate tu bata, no lo vayas a manchar de café.
-Buenas tardes, ¿Qué les ofrezco? -preguntó con amabilidad una joven.
-Yo quiero un café capucchino- dijo Lucy.
-Yo un café frío por favor.- comentó Oswald.
Al momento de que les entregaron sus cafés ambos jóvenes empezaron a platicar.
-Eres el mismo de siempre Oz, ordenando café frío con este clima. No se como soportas tomar el café así con el frío del ambiente.- dijo Lucy mientras tomaba su capucchino.
-Bueno, ya se me hizo costumbre. Aparte eso me mantiene despierto, hoy me toca guardia. - comentó Oswald.- Tú si has cambiado, en cuestión de actitud, lo que no cambia es que me llames por mi apellido en lugar de mi nombre.
<<¿Cuándo fue que cambie de actitud? No recuerdo haberlo hecho. ¿Será cuando supe del compromiso de Oz? No fue mucho antes supongo.>>
-En la preparatoria eras mucho más alegre, pero ahora veo que cambiaste, aunque veo que conservas algo de ti cuando salimos de vez en cuando.- comentaba Oswald.- Tienes tu bigote del capucchino.
Con una servilleta, Oswald retiró la espuma del capucchino que estaba en el labio superior de Lucy.
-Gracias, aunque debiste dejármelo, lo podía quitar con mi lengua, me gusta tener mi bigote.- reprochó Lucy.
-Eso es algo que aun conservas.- dijo Oswald con una sonrisa.
<<Por favor, ya no seas amable conmigo, aunque amo esa parte de ti, yo misma me odio por permitir que seas cariñoso conmigo.>>
-Creo que ya es hora, debo regresar a mi turno.- dijo Oswald
Ambos pagaron sus cuentas, Oswald ordenó un café mediano para Verónica.
-Casi olvido el café, creo que no nos veremos hasta mañana.
-Sí eso es seguro, nos vemos.- se despidió Lucy
-Sí, avísame cuando hayas llegado a tu casa.
<<Quisiera probar, aunque sea un poco de tu cariño>>
Lucy caminó hacia la estación del metro. Tras subir al vagón, una joven la llamaba para sentarse junto con ella.
-¡Lucy! Que bien, así no viajo sola.- comentó la joven.
-Hola Eliza. ¿Saliste temprano del trabajo?- preguntó Lucy.
-No, me despidieron.- comentó Eliza.
-Otra vez, esta es la tercera ocasión.
-Lo sé, el gerente era un imbécil. ¿No habrá una vacante dónde estás?- preguntó Eliza
-Veré que puedo hacer, aunque no aseguro nada.
-Gracias, y ¿Y sigues hablando con Oswald?
-Sí, de hecho, terminamos de ir por un café.- comentó Lucy con voz baja.
-Ay niña, no te puedo decir nada porque igual ando en una situación complicada, aunque deberías poner una barrera con él. Te hará daño. – comentó Eliza.
<<Aunque es un dolor que me hace sentir "amada">>
ESTÁS LEYENDO
Migas de Pan
Teen FictionNo siempre podemos disfrutar del "dulce pan" llamado: AMOR. Migas de Pan nos plantea varias perspectivas de los personajes en la lucha de su posible amor, sin embargo no siempre puede con ello.