Hay un chico en la playa, sentado en la arena. Es alto. O eso creo por lo menos. Parece alto. Seguro que es alto. Ya está, he decidido que es alto. En mi cabeza ahora mide tres metros. Espero que no se levante. Como ese completo desconocido se ponga de pie y no mida tres metros me va a arruinar el día.
Y así, comienza otro domingo. Un domingo con el mar "picaíto", como diría Ricky Martin. Un domingo congestionado, lleno de nubes grises y viscosas.
No sé ni qué estoy haciendo aquí, ¿acaso me creo algún tipo de protagonista de novela o algo? Y la joven, desolada, pierde la vista en el mar, dejando que esta se ahogue, pues no recuperará jamás la vitalidad de antaño. No vomito porque soy una señorita.
Bueno, qué cojones señorita, acabo de cumplir treinta años y aquí estoy, sola y perdida en una playa que parece el pañuelo de mocos de Poseidón con un cartón de vino del Mercadona. Ahora mismo tengo suerte si a caso me dicen señora. Lo sé lo sé, treinta no es tan mayor.... Cállate Jacinta, ya sabemos que tienes noventa años y tu libro de cómo ser mejor persona no para de repetirte lo válida que eres y toda la vida que te queda por delante, pero la realidad es que tienes el bigote cano, te tiembla la mano y estás a un estornudo de tu caniche rabioso de irte a bailar con la reina Isabel.
Tras un cartón de vino y dos bolsas de regalices desde mi llegada decido que es suficiente. Bajo del coche, esperando que de alguna manera que pasear por la vía marítima me haga sentir mejor persona y nada más tocar el suelo me doy cuenta de que he pisado una mierda de perro. Genial.
Suerte. Dicen que es suerte. Si fuera suerte no iría de camino a comprar mi segundo cartón. Si fuera suerte no habría empezado a llover. Y si fuera suerte habría pensado dos veces antes de beber alcohol en una playa a 50 km de mi casa. En fin, siempre puedo pedirle al tritón de tres metros varado en la playa que me acoja en su casa y me proteja de todo mal, por lo menos hasta que se me baje el alcohol.
Sí, ahora también es un sireno y sí, me he creado toda una película estilo la sirenita sobre su vida. Su nombre es Bonifacio. Bonna face. No sé si quiera si ese es algún idioma. Suena a italiano. Mira, una cosa más sobre Bonifacio.