Prólogo

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———Día No. 1367 abordo del Galaxia I. Buen día, Avocato

El ventrexiano no respondió al estar tan metido en sus pensamientos. Miraba sus pies descalzos pisando el frío suelo, recordando por primera vez en ese día donde estaba y porqué estaba allí encerrado. La luz de la habitación se encendió sola, haciendo que Avocato volviera a la realidad y bostezara ampliamente

——Buenos días, Hue  —saludó sin recordar que la IA ya lo había hecho antes—

Avocato buscó su bata y se la puso, saliendo de su habitación para desayunar antes de cumplir sus obligaciones fuera de la nave. A pesar de estar caminando hacia la cafetería, no podía estar realmente en el mundo exterior

Su cabeza solo tenía algo en mente, o bueno, alguien

Una persona que recordaba día y noche, llenando sus pensamientos desde que inició su sentencia en esa no-tan-solitaria nave. El hombre se preguntaba cada segundo: ¿Qué había hecho mal para terminar allí? No había sido su culpa el accidente que lo encerró, así que, ¿Por qué?

Recordaba ese día con claridad, después de todo, lo había marcado tanto que ese momento aparecía hasta en sus constantes pesadillas: Una persecución, un disparo, sirenas de policía y él bajo arresto por simple suposición de la policía. De sus mismos compañeros de trabajo, desgraciadamente

¿Por qué nadie lo defendió?

¿Por qué lo encerraron sin siquiera intentar buscar al verdadero culpable?

¿Por qué demonios nisiquiera le permitieron ver a su hijo antes de encerrarlo?

¿Por qué?

——¡BUEENOS DÍAS, MEJOR AMIGO!

Una voz molesta y robótica apareció a su lado, abrazandolo por un lado con uno de sus delgados brazos metálicos. Avocato suspiró exasperado, separando forzosamente al robot y alejándose de allí lo más rápido que pudo

No desperdiciaría su tiempo en esa hojalata oxidada y loca, redundantemente; KVN miró al felino por unos segundos, para luego seguir volando por la nave estando feliz de su inexplicable —e innecesaria—  vida. Avocato tomó una taza y la llenó de café, bebiendo de ella mientras se acercaba a una de las muchas ventanas que habían allí mismo. Miró el cielo oscuro que tenía frente a él, que se combinaba con tonos morados y rosas, dándole un toque majestuoso a ojos del felino. A pesar de ya tener casi cuatro años allí encerrado, no podía dejar de admirar el espacio

Siempre quiso conocerlo, y lo hizo. Pero no de la forma que siempre deseó

Terminó su café y fue a asearse, dándose una ducha sin muchas energías. Salió de las grandes duchas que habían allí y se vistió con ese horrible traje rojo con blanco que se le había asignado el día que lo encerraron. Definitivamente el rojo no era su color

Antes de usar su casco, buscó cierto artefacto que tomaba cada día a la misma hora y lo encendió, empezando a grabar en ese instante

——Buenos días, hijo. Espero que estés bien donde sea que estés  —comentó con cierta tristeza—  han pasado exactamente tres años con once meses desde que me encarcelaron aquí en el Galaxia I. No te puedo comentar algo novedoso e interesante que me haya sucedido aquí últimamente, todo aquí siempre es lo mismo y lo sabes

One More Time || Final Space AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora