i need a big boy.

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El trabajo realmente dejaba su batería al mínimo.
Estaba harto de las horas extras en la oficina, de aquellas montañas de papeles que debía ordenar por horas y horas hasta que cada una estuviera en el lugar correspondiente en el sistema.
Odiaba su trabajo, pero sobre todo, odiaba a su jefe.

Luzu, un verdadero hijo de puta —según las propias palabras de Quacks— heredero de "Luzuriaga Industries", una empresa familiar que había alcanzado a estar entre las más influyentes de manera no solo nacional, sino que también internacional; que con tan solo 28 años, ya se encontraba entre los jóvenes millonarios del país.

En pocas palabras, significaba que caga dinero.

Quackity no podía mentir, la paga era buena y era lo único por lo que seguía ahí —además de que su jefe era demasiado caliente.

Borja era de aquellos hombres que gritaban a los cuatro vientos "hombre maduro", incluso la fragancia Dior que el mayor utilizaba podía hacer que todas las mujeres cerca de él cayeran rendidas a sus pies sin siquiera tener que esforzarse.

Y es que, el primer día que lo conoció, llevaba aquel traje negro con camiseta roja ajustada, remarcando su trabajado cuerpo.
Quackity no pudo evitar sentir sus piernas temblar al ver a aquel imponente hombre sentado detrás de aquel escritorio en esa lujosa oficina, y ni olvidar la primera vez que escucho su voz, dios, aquella voz tan sexy, no era gruesa ni mucho menos, pero hacía al menor querer arrodillarse frente a él cada que lo escuchaba hablar.

Y ahí estaba, quejándose de la cantidad absurda de trabajo que Luzu se había encargado de dejarle, incluso si hoy era su día de salir temprano, su jefe le había dicho que debía quedarse a ordenar el papeleo de toda la semana entrante.

—Que hijo de puta, ¿qué se trae conmigo ese cabrón?—mencionó a regañadientes, frotándose los ojos y mirando a la computadora.

Era ya la media noche, habían pasado siete horas desde su hora de salida, por lo que la oficina se encontraba completamente sola y en total oscuridad.

Solo eran Quackity y su taza de café contra el trabajo, tenía todo controlado.

Su espalda dolía y ni mencionar su trasero, estaba cansado de estar sentado y agradecía cuando su café se terminaba porque solo así podía levantarse y caminar hasta la cafetera para poder rellenar su taza.
A este punto, incluso se había quitado los zapatos debido a todo el cansancio que sentía, caminando descalzo por los pasillos de la oficina.

Miro la hora en su reloj y no pudo evitar suspirar con frustración, subiendo el volumen de la música en sus auriculares.

Fijo de nuevo la vista en los papeles y después en la computadora, cuando escucho un ruido en el pasillo que lo hizo sobresaltarse y quitar  uno de sus auriculares para poder escuchar mejor.
Se levantó de su asiento y caminó hacia la entrada de la oficina, mirando hacia ambos lados.

—¿Alex?

La voz de su jefe logró sobresaltar al menor, haciéndolo dar un pequeño brinco en su lugar mientras se ponía la mano en el pecho.

—¿Qué haces a esta ahora aquí?, se supone que la salida es a las cinco.

"Terminando todo tu maldito trabajo, holgazán"

Pensó mientras lo miraba aún confundido

—Estaba terminando los papeles que me pidió, señor.

Deberías haber esperado a la mañana, dormir tarde afectará tu salud.—dijo con voz calmada y algo grave debido a la hora que era.

Big Boy. LuckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora