Prólogo

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Siendo sincera nunca pensé que volver Avonlea me causaría tanta felicidad, había estado varios años en Queen's estudiando por mi sueño de ser una maestra como mi amada madre.

Descubrí que si fuí querida por mis padres pero trágicamente ellos murieron sin que pudiesen decírmelo hasta que encontré aquel maravilloso libro, ella era pelirroja y eso alegraba mi corazón ya que odiaba mi cabello con locura pero saber que el ser que me dio la vida lo tenía me reconfortaba.

Los años en Queen's fueron difíciles sobre todo el descubrir que sería justo para los niños ¿Un castigo o un golpe?

Esa duda fue eliminada cuando me reencontré con mi querido amigo Gilbert.

—¡Pero que ven mi ojos! Es Anne Shirley Cuthbert y su grandioso título de maestra.— gritaba Gilbert mientras me acercaba hacia el corriendo.

Su cabello era largo, más de lo que recordaba pero sus rulos seguían allí. La enorme sonrisa que estaba en su rostro me causaba ternura.

Solía odiarlo por haber tirado una de mis trenzas y llamarme como aquel vegetal naranja.

«zanahorias»

De inmediato golpeé su cara con mi pequeña pizarra y está se rompió dejando su mejilla totalmente enrojecida. Lo extraño esque en su rostro solo mostraba una sonrisa boba y cautivadora.

Lo hice porque mi pequeña amiga Ruby estaba completamente enamorada de él y de sus ojos como el oro. Eso es lo que decía cada vez que Gilbert pasaba sobre ella sin siquiera mirarla.

Siempre lo vi como una competencia por ser tan estúpidamente inteligente ese chico Blythe sacándome de mi cordura cada vez que le era posible molestarme.

Pero todo cambió cuando noté que tuvimos el mismo promedio de toda la clase y que posiblemente iríamos ambos a la misma universidad.

Cayendo en un lago y totalmente empapada perdí mi orgullo y dignidad pidiéndole a Gilbert que me ayudará obligándome a ser su amiga pero sinceramente fue lo mejor de mi vida, descubrí que no era un idiota de hecho era un alma apasionada como yo que deseaba ser doctor. Sí, fue a la universidad de Toronto aunque ahora está en vacaciones por esa razón nos hemos reencontrado.

Pero volviendo al tema.

Me encontraba corriendo hacía el mientras tiraba mis maletas, el me recibió de inmediato y empezó a dar vueltas en círculos.

Cualquiera ya hubiese dicho que éramos un par de tortolos así que cuando se detuvo golpee su brazo en forma de broma.

—¡Auch!

—¡Veo que sigues siendo una gallina! ¿Que tal Toronto?

—rió— y veo que sigues siendo tan ruda Shirley, Toronto es lo más increíble que puedas imaginar, aunque extrañé demasiado Avonlea. Pronto mis vacaciones estarán por terminar y tendré que volver.

— Eso es tan triste, justo cuando vuelvo.—sonreí

—¿Conociste al chico de tus sueños?—preguntó el pelinegro.

Yo solamente rodé los ojos, aquella pregunta tenía mi cabeza tan cansada, Marilla me preguntaba en cada carta si ya había encontrado un buen mozo o algo así, claro que lo negué.

Pero estaba tan agotada de buscar a alguien como el chico de mis sueños, sentí por un instante que me quedaría como una total solterona, o eso decía la señora Rachel de mí en sus chismes.

De todas formas yo era solo la novia de la aventura y no necesitaba a ningún hombre para ser feliz.

—Por supuesto que no Gilbert, eso es un sueño como lo dices.— Noté cierta brillantez en sus ojos y por un momento creí en las frases de Diana sobre que Gilbert Blythe estaba loco por mí.

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⏰ Última actualización: Dec 28, 2022 ⏰

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Con amor Shirley Donde viven las historias. Descúbrelo ahora