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Te conocí, incluso antes de verte recorrer los pasillos para llegar junto a mí, ya era consciente de tu existencia, sin embargo en ningún momento creí que me dirigirías el habla.
Eso poco importó en el momento en que prometiste nunca irte, pues los miedos que refugiaba en lo más profundo de mi ser y que llamaban a la puerta de nuestra felicidad cada que algo iba mal, dejaron de existir.
''Armin''... aún después de haberte presentado, tu nombre seguía manifestándose una y otra vez en mi cabeza.
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Le grito a la nada, mientras soy observada por esos inmensos ojos azules que tanto anhelo.
Miramos el horizonte tomados de la mano.
Al cerrar mis ojos puedo seguir viéndote en mis memorias e inconscientemente sonrío por la ironía de tenerte en frente de mí y aun así no apreciarte como se debe. Así que aprieto tu mano, abro los ojos y te observo... Con esa gentil sonrisa que tanto te caracteriza.
''Eres quien me da paz'' pronuncie sin darme cuenta, susurrando para los dos, y mientras nuestras mejillas se teñían carmín, tomaste mi cabeza entre tus manos y juntaste nuestras frentes.
''【¿】【?】【¿】【?】''
Confundida te miré, cada vez más lejos de mí. Y Como si te necesitara para vivir, comencé a sentir como me faltaba el aire y la presión insaciable del pecho empeoraba a cada instante.
Justo cuando creí desfallecer... desperté.
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