»Sueño con la muerte

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Advertencia: Primero que nada, esto puede que sea duro.

Segundo, este one-shot mantiene la temática del anime y manga “Vanitas no Carte” pero no se relaciona con sus hechos.

Tercero, puede que escriba una segunda y hasta tercera parte de este one-shot. No es nada seguro pero ahí va.

Cuarto, quería experimentar con poner los diálogos así “ ” xD me da curiosidad verlo junto a mi prosa.

Y Quinto, esto salió de la nada, de una noche en que mis neuronas trabajaron de más y solo me decidí a publicarlo porque ¿Qué puedo perder? Jaja

No los entretengo más...

[♡]

Tengo recuerdos de alguna otra vida
Donde tú y yo éramos otros más del montón
La diferencia, tú eras mío y yo era tuyo
Por siempre...

“Me gustas, Vanitas.”

Noé no podía decirle eso, no a él, no ahora. Su garganta se cerró y su sangre se heló, quería saber por qué su cuerpo y emociones le fallaban en tan mal momento. Siempre lo traicionaban, pero él ya era aprueba de todo. Del dolor infligido o autoinflingido, de la pérdida, del tiempo que aplastaba cada vez más su efímera vida.

Él sabía que era efímero.

Vanitas, número 69, él. No era más que una estrella de miles de kilómetros de años luz, que perdió su brillo y murió convirtiéndose en parte del Cosmos de los fracasados pero que desde la Tierra aún se podía observar porque la reacción de una estrella desapareciendo les quedaba muy lejos a la vista. Nadie veía que Vanitas era aquella estrella que ya no estaba.

Incluso si desapareciera ¿Qué más daba? Vanitas era consciente que no era alguien entrañable, con su mal carácter, su sarcasmo e ironía, su egoísmo y misterio. Estaba destinado a ser la carga que repelía a todas las demás. Sí él moría alguien más lo reemplazaría, quizás nadie lo notaría, tal como una estrella...

Y él estaba bien con eso. ¿Alguien me extrañará cuando me vaya? Por supuesto que no, nadie le profesaba afecto y las personas que lo hicieron estaban muertas a este punto. Estaba seguro, el día que él muriera nadie lo lloraría ni recordaría y entonces podría decir que descansó en paz y soledad. Mucha soledad.

O eso pensó, hasta que Noé le recitó con tanta seguridad aquellas palabras tan temidas y de las cuales Vanitas huía con fobia.

“Me gustas.” aseguró, y una piedra cayó en el estómago del pelinegro. Pesadez, dolor, angustia y miedo, todo eso hacía que quisiera llorar, callar y gritar más que nunca. “Sé que no sientes lo mismo porque gustas de Mademosielle Jeanne pero ¿Puedo escucharlo de ti?”

Conozco el sentimiento de no poder sentir nada
De aislarse de todo lo que me hace humano porque estoy muy asustado
Entonces...
¿Por qué te empeñas en hacerme ver tal y como soy?
Estoy tan roto...

“¿Escuchar qué?” su voz salió rota, pero Noé no lo notó, porque fue un susurro bajo y Vanitas sabía camuflarse bien ante la mirada violácea.

Noé fue directo “¿Qué sientes por mí?”

Vanitas quiso burlarse, decir algo sarcástico como: “Debes tener una gran imaginación para creer que siento algo por ti.” ser cruel y frívolo como siempre, romper el corazón del vampiro y que al fin (por fin) se alejara de él y su presencia ya no le molestara.

Pero ¿Le molestaba?

La respuesta es no. Vanitas no odiaba a Noé, algo había nacido en su pecho cristalizado, incompleto como la copa fina que fue entregada a Moreau y que el doctor se encargó de tirar, que los acontecimientos rompieron con fiereza, con asco, y que ahora Vanitas escondía para que los retazos que logró pegar con ayuda de Luna y Mikhail no cedieran poco a poco. El agua de las lágrimas saladas luchaban por quitar el pegamento que los unía y pronto en vez de una copa de cristal Vanitas solo tendría fragmentos de sí mismo.

A veces para serle fiel al amor debes morir ¡! VaNoéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora