-¡Ve y abrí la puerta que están tocando!- Se escuchó de fondo una dulce voz de mujer.
Con un humor poco agradable salto del sillón directo a la puerta que era golpeada insistentemente. -Ya voy, no tenés porque gritar.
Al abrir la puerta se encontró con la figura de un chico mucho más alto que él, con un casco colgando de su brazo y unos cuantos papeles en la mano. -Muy buenas tardes mi nombre es Francisco y vengo para informarle que debe 6 mensualidades en Elektra, por lo que tendrá que pasar a nuestras sucursales para liquidar el adeudo con un pequeño interés por el retraso.
-Pero qué chota decís, ¿cuál deuda, boludo?
El joven de rizos lo miro confundido, apenas y había podido entender lo que dijo -Hace un año y siete meses saco una motocicleta, señor... -buscó en los papeles su nombre. A Lionel le parecio tierno, se veía de lejos su falta de experiencia. -Señor Ronaldo, por ello le pido, con todo respeto, que pase a liquidar. Si no lo hace me temo que...
-Si, si, lo que vos digas. Pasare después no tenés porqué preocupar. -interrumpió la pulga -¿Eso es todo?
El moreno asintió -Lamento las molestias, que pase excelente día, señor -Sin poder decir más, la puerta estrelló rozando sus narices -Imbecil. -susurró con fastidio.
Dentro del hogar, la mujer se acercó al argentino quien no paraba de maldecir el nombre de su ex. -¿Qué paso bebé, todo bien?
-No es nada, solo me he olvidado de pagar algunas cosas, y de cancelar la tarjeta. -revolvió su cabello frustrado, se sentía un completo idiota.
-Oh mi vida, si necesitás dinero solo debés pedirlo, tu padre y yo podemos apoyarte. Eso sí, tenés que cancelar esa tarjeta y pronto. -deposito un dulce beso en la frente de su hijo.
-Lo sé, madre. -se alejo de ella para volver al sillón y así ver su programa de TV; más sin embargo, su mente vagaba en recordar cada rasgo a detalle del joven moreno.
Su cabello rizado y esa mandíbula marcada lucían tan bien en él, era como ver a un dios griego bajado del mismo Olimpo.Lo que más le había cautivado, eran esos ojos marrones, tan hermosos y de luz opaca, no tenían ese brillo característico de una persona normal y, sin embargo, captaron toda su atención.
Durante el resto del día no pudo dejar de pensar y repetir el nombre del sujeto, una sola vez había bastado para que quedara guardado en su memoria. Pensaba que esto era una broma, una muy mala por parte de su subconsciente; ¡por Maradona!, había visto a hombres más atractivos que ese idiota, ¿cómo era posible que no pudiera olvidarlo? ¿Qué tenía él de especial?
Durante la noche, sus sueños fueron invadidos por el trabajador mexicano. Y despertando en pequeños lapsos luego de imaginar los escenarios más estimulantes en su corta vida, si no fuera por su sentido común (que negaba todo lo paranormal), creería que alguien practicaba algún tipo de brujería o magia satánica con él. Era tonto, lo sabía.
Así se fue la noche, pausada. Al llegar el amanecer, los rayos del sol pegaron a su ventana, traspasando el vidrio y dando directo a su cara.
Fastidiado por no volver a conciliar el sueño, salto de su cama y bajo al piso de abajo, más especifico; a la cocina.Calentó unas panquecas para luego untar un poco de dulce de leche en ellas. Una vez estando lleno, cogió sus llaves y salió de casa rumbo a Elektra; tenía que liquidar esa deuda cuánto antes, y, quizás con un poco de suerte, volvería a ver sus achocolatados ojos.
Habían veces en las que dios decidía apiadarse de su pobre alma y le tendía todo en bandeja de plata; y ese día era una de esas veces.
Apenas entró cuando su viva imágen lo recibió detrás del cristal, sus miradas chocaron y él -sin poder evitarlo-, sintió el aleteo de un centenal de mariposas por dentro.
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Hasta que digas que me amas
FanfictionLa forma de conocerse era de lo más absurda, el encaprichamiento de Lionel también lo fue. De algún modo u otro anhelaba estar en el corazón de aquel joven mexicano, y lo conseguiría, oh claro que sí; después de todo, siempre conseguía lo que queri...