Unique

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Feliz Año Nuevo
Espero les guste
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Bestia

Bestia albina, bestia atroz, bestia bestia en batalla, bestia en caza.
El gran cazador era una bestia, haciéndolo popular entre doncellas y donceles, algunos dioses y semi-dioses. Pero a el lo único que le interesaba era el pequeño pegaso de nombre koga.

Se encontraba afuera de la casona enorme en la que residía. Le gustaba ser hijo de dioses, tenía privilegios enormes, como tener un bosque privado para el. En el que ninguno de sus tíos o dioses podía meterse, ni Zeus, ni hades o poseidon podía filtrarse, sin que el se diera cuenta.

Camina, camina, y más camino camina. Mientras piensa en cómo cazar el pegaso que ocupa su mente, y corazón.
Sin darse cuenta, esta cerca de los límites con el bosque de Artemisa.

Una rama rompiéndose y un gimoteó, es lo que le hace salir de su ensoñación diaria.

Sigilosamente se acerca a donde los gimoteos , y por los dioses.

Oh edén, ¿es que acaso ser hijo de dioses te hace tener tanta suerte?

Una sonrisa se ensancha al ver a un pequeño pegaso atrapado en una de sus trampas para criaturas.

Sigue acercándose más, hasta por fin darse cuenta que sin duda alguna era el. Su hermoso pegaso estaba ahí, la preciosa estrella que poseía en un muslo de su muslo derecho, decía que pertenecía a koga.

Sin embargo frunció su ceño al notar sangre escurrir. Fijó su vista hasta la causante de esta misma, y pudo ver una herida cerca del ala del pegaso. Por suerte no se veía tan grave y profunda, no necesitaría ayuda para curarla; no le diría a nadie.

El pegaso gimoteó, y sin más regreso a su forma humana.

Edén vio las lágrimas del chico y como se terminó desmayando.
Tomo la daga que siempre trae con el, y corto la red en la que se encontraba el chico pelirrojo, claramente desnudó.
Se quitó su camisa que traía puesta y envolvió al chico en ella, presionando en la herida para que no sangrara tanto.

Emprendió el camino de regreso a casa. Felizmente con su presa en manos.

Al final el gran cazador salió ganando.
















Ha pasado una semana que el pegaso desapareció del la mira de los demás. Algunos incluso han dicho que se lo trago el mismo hades y lo llevo con el al inframundo.

El joven cazador se encuentra bebiendo algo de agua, junto a un chico de cabellos castaños y ojos verdes. Ambos después de haber culminado su arduo entrenamiento. Eran observados en la arena de entrenamiento, por algunas doncellas, ninfas y donceles. Pero los observados estaban ajenos a las miradas.

— Entonces, déjame ver si te entendí. Tienes encerrado a uno de los dos pegasos donceles, a escondidas de todos los dioses y diosas, sobre todo de tu tía Athena, no te han descubierto y planeas hacerlo tu pareja de por vida en contra de todos sin importar nada ni nadie. ¿Verdad? — Pregunto sin rodeos al albino.—

Edén soltó una risa ronca mientras daba un último sorbo de agua.

— Suena tan complicado como lo dices, sin embargo estás en lo cierto, mi estimado Haruto.

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