CAPÍTULO 8

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Sábado…

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Sábado…

Al llegar, escuchó el cuchicheo de sus compañeras desde la entrada, como siempre Niall iba junto a él. Para su buena suerte no se topó con Kimi y esperaba no hacerlo de nuevo.

Con respecto a Louis, lo último que vio fue que salió muy enojado, Bella le comentó que había dejado a un lado a las omegas que estaban intentando seducirlo.

Durante toda la noche, pudo sentir su profunda mirada sobre su cuerpo, en algunos momentos cruzaron miradas y Harry se sintió por completo a su merced, pero era perfecto en disimularlo.

Había algo en él que lo llamaba, que lo atraía, era sumamente extraño, algunos alfas pasaron por su vida, pero ninguno de forma sentimental, no como él siempre quiso y soñó.

Realmente prefería estar lejos de los alfas, sus malas experiencias del pasado le hicieron huir y escapar; sin embargo, con Louis todo se sentía tan diferente.

Cuando fue hora de retirarse se acercó  donde estaba Niall listo para irse, este sonreía muy feliz contándole que el castaño dejó una muy generosa propina.

Después de saludar e ir a acomodar sus pertenecías en los vestuarios, encontraron a Bella con los ojos rojos —¿Qué sucede?

La omega intentó verse fuerte, como si nada le afectara —Nada.

—No parece ser nada.

—Tranquilo, son tonterías mías, es solo que ayer mi bebé lloró mucho porque un idiota me marcó con su olor, le avisé a uno de los guardias y lo alejaron, pero luego Mike vino y me jodió la existencia. Pedazo de mierda ese. —hipó molesta.

—Respira, ¿qué sucedió después? —Harry pasó su mano por su espalda, dando pequeños toques para consolarla.

—Seguí trabajando y al final de mi turno me dijo que no recibiría pago, ya que, por mi culpa, el cliente se marchó.

—Pero qué hijo de puta. —El rizado se enfureció.

—¿Y sabes qué es lo peor? —Estaba desconsolada.

—¿Qué cosa? —Harry la atrajo para confortarla.

—Lo peor es que mi bebé no quiso irse conmigo cuando lo fui a recoger, tuve que dejarlo con mi amiga, porque se rehusaba a venir. Ese estúpido cliente... él muy infeliz de mierda me marcó con su asqueroso aroma para que ningún alfa se me acercara, y mi pequeño no toleró el hedor. —Su voz se quebró.

—Pero qué idiota, eso es injusto, podríamos ir y hablar con Mike, son las reglas.

—Ni lo intentes, está de un humor de los mil demonios, agrega que la otra  omega entró en celo con el hijo del Señor Leandro, y puede desquitarse contigo. Además, el dinero me vale una mierda, ¿pero hacer sufrir a mi bebé por una idiotez de esas? Es algo tonto.

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