𝗦𝗞𝗬, 𝗃𝗎𝗅𝗂𝖺𝗇 𝖺𝗅𝗏𝖺𝗋𝖾𝗓

☆ one.

Marcus tocaba con insistencia la puerta de mi habitación, escuchaba cada uno de sus llamados, pero todos los ignoraba.

— ¿Puedes abrir, Sky?.— dijo mientras seguía tocando mi puerta.— Por favor.

Se supone que en estos días debía de estar feliz, viendo y celebrando los partidos del mundial. Pero desde que se fue Luka, mis ánimos son nulos. Lo extraño demasiado como para preocuparme de lo que sucede detrás de la puerta.

No quería que nadie me viera en este estado, dónde definitivamente he caído muy bajo. Y aunque debería luchar para seguir mi vida y vivirla por Luka, no me sale. Lo único que me sale del alma, es ir hacia mi mejor amigo.

— Sky.— mantuvo un pequeño silencio.— enserio me preocupas.

Lo sé , Marc. Lo sé.

Yo también me preocupo por mi, pero siento que Luka es más importante en todo y sobre todo, y ahora ya no lo tengo, simplemente se esfumó.

— Marc, vete por favor.— murmuré, aunque siento que llegó a escuchar.

— Sky, por favor.— suspiro y continúo.— es el cumple de Mason, y yo se que estás mal, que aun no superas la muerte de Luka, ya que, es muy reciente. Pero la vida sigue y estos momentos quien más te necesita ahora es Mason, es su cumpleaños número diez.

— Vete, Marcus.

Mis lágrimas al final se escaparon de mis ojos, la sangre fresca se veía en la pequeña pero mortal cuchilla que acabo de usar. Los llamados de Marcus se intensificaron y junto a los de él llegaron los llamados de Matthew.

La sangre lentamente iba cubriendo las palmas de mi mano, y las primeras gotas comenzaron a caer, llegando por fin a manchar la alfombra blanca de mi pieza, mi vista ya se tornaba borrosa.

No quiero que Marcus se fuera, pero para ser sincera, si antes mi vida no tenía sentido ahora mucho menos. Prefiero morir antes que seguir siendo una carga en mi familia.

— Ky...— mantuvo un ligero silencio detrás de la puerta.— por favor, abre. Te prometo que hablaremos y así Masón tendrá un increíble cumpleaños junto a ti y nosotros.

— Ya no me prometas nada, Marc.

Y eso fue lo último que dije antes de perder completamente la conciencia. Los gritos de Marcus se hicieron presentes, al igual que los llamados a la puerta.

Pero ya lo perdí todo, para seguir viviendo. Mi madre vive feliz con su familia, y mi padre ni siquiera sabe de mi simple existencia. Mi mejor amigo está casi a la vuelta de cumplir un mes de muerto, y él era la única persona que llegaba a cien por ciento comprender.

Me despido de todos y de todo.