Prólogo

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-Es la hora, llego el momento-. En un claro vació se encontraban tres gatos, dos machos y una hembra. Hablaban en voz baja y, de vez en cuando, miraban alrededor para ver si veían alguien.-Estas segura, Estrella Naciente?- preguntó uno de los gatos –Si no es el momento estaríamos cometiendo un gran error- añadió el otro guerrero. La gata se quedó en silencio unos segundos- Estoy segura, llegó el momento. Las reinas darán a luz pronto y tenemos que estar listos para enviarles la primera profecía. Ella estará bien, seremos sus protectores y, con el tiempo, se nos unirán más gatos-. La gata se detuvo un momento, después continuo –Orión, esta todo listo?- uno de los guerreros se levantó. Su pelaje era atigrado plateado y sus ojos eran verdes. El guerrero asintió –Si, Estrella Naciente-. La gata asintió –Cola de Roble, Estrella Negra está bien?-. El otro guerrero se levantó y sonrió levemente- Si, Estrella Naciente- la gata notaba tristeza en los ojos del guerrero – Estás bien?- le preguntó – Si- respondió el guerrero –Es que... la extraño tanto-.


Los tres gatos abandonaron el claro y se dirigieron a una enorme charca iluminada por la luna. Se acercaron hasta que sus patas quedaron al borde del agua y se sentaron. Miraron la charca unos segundos –Y bien, ¿Quién será el afortunado que ganará su corazón?- Orión se puso en pie, impaciente. –Calma, ya lo sabremos- le respondió Estrella Naciente. La superficie de la charca se agitó y apareció la pequeña figura de un gato joven, un cachorro de tres o cuatro lunas. La imagen de la charca era muy borrosa, pero los tres gatos sabían quien era. El pelaje del joven gato imitaba la estación de la caída de la hoja y sus ojos eran color ámbar. -¿Cómo sabremos si sus corazones son fuertes y firmes?- preguntó Cola de Roble –Lo sabremos si luchan el uno por el otro- respondió la gata con seguridad. Mientras hablaban, la imagen del gato fue desapareciendo de la charca; los gatos miraron fijamente la charca hasta que en el agua solo se veía la luna. –Genial, ya sabemos por que gato tiene que luchar, ahora tenemos que saber contra quien luchará- Dijo Orión. –Sabes que no luchara contra solo un gato, ella luchara contra decenas o centenares de gatos- le dijo la gata al guerrero con tono molesto, el guerrero vio la mirada de Estrella Naciente y se encogió ante su respuesta. La gata devolvió su vista al charca, la superficie se estremeció de nuevo. Esta vez en la superficie no apareció solo un gato, sino decenas, todos parecían muy temibles pero los tres gatos sabían que para la gata no seria tan difícil. Además, sabían que ella no estaría sola, tendría el apoyo de todos (o casi todos) los gatos del bosque y mas allá del bosque, ella seria una líder sin tener que ser guerrera. Ella lideraría a gatos siendo muy joven, siendo muy insensata. Lo único que esperaban los tres gatos es que ella tomara las decisiones correctas, luchara por lo que es justo y nunca abandonara a quienes ama. Tendría una vida dura, seria abandonada muchas veces y las dudas la apresarían, pero con ayuda saldría de esos problemas y lideraría. Ella tendría espíritu de guerrera y aun mas que eso, de líder. Orión miró la charca algo nervioso, su voz temblaba al hablar -¿Estaremos... Estaremos listos nosotros? ¿Podremos cuidar de ella y protegerla ante todo?¿ Y si fallamos? Ya fallamos una vez y por eso estamos aquí. No... no quiero que eso le pase a ella...-. El guerrero parecía a punto de romper en llanto, la gata se le acercó para consolarlo –Orión, se que tienes miedo, yo también tengo miedo. Nosotros la vigilaremos y la guiaremos, pero solo a veces, ella será guiada principalmente por otros gatos de todos los rangos; desde cachorros hasta veteranos, incluso líderes y solitarios. Si, es verdad, fallamos una vez... es por eso que ahora estamos aquí... ya no pertenecemos a ese mundo... los tres, ya no pertenecemos a ese mundo, ahora pertenecemos al Clan Estelar... Nuestro deber es proteger a los que siguen en ese mundo.- la voz de la gata era dulce pero también se oía nerviosa, miró de nuevo la charca vacía –No podemos fallar- continuo despacio –Ella no puede morir tan pronto, haremos todo lo posible para que siga viva... y estaremos orgullosos de ella cuando se nos una y, les aseguro, será en mucho tiempo. Los dos guerreros miraron la charca, de repente, la superficie se estremeció una vez más y, esta vez, apareció un claro con tres gatas –Es el momento-.


(N/A: Perdón si se les hizo un poco largo)


Manto PlateadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora