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Pequeña Roja cumplió su cuarta luna y cada día se veía mas bella, cada día sus ojos resplandecían con algo nuevo en ellos. A la cachorrita rojiza y blanca casi nunca la dejaban salir del campamento, solo salía con Viento Calcinante de vez en cuando, pero cada vez que salían practicaban algo nuevo. Hacía ya un par de días que Viento Calcinante había sacado a Pequeña Roja al barranco para enseñare como seguir un rastro, la cachorrita lo había hecho bastante bien y había encontrado al guerrero en poco tiempo siguiendo su olor, tenía potencial. Pero a Pequeña Roja no le bastaba con salir solamente al barranco, ella quería conocerlo todo así que, cada noche, sin que ningún gato se diera cuenta, la joven gata salía de la maternidad y después del campamento y, como ya sabía como seguir un rastro oloroso, no tenía miedo a perderse ya que sabía que podría seguir su propio rastro oloroso de vuelta al campamento. La joven iba cada noche más lejos y, por alguna razón, su rastro oloroso no era muy duradero ya que para el alba ya habría desaparecido por completo. Una noche llegó a un claro rodeado de cuatro grandes robles, un lugar del que había oído hablar a los aprendices y guerreros: Los Cuatro Arboles. Había muchos olores diferentes mezclados, la cachorrita distinguió cuatro olores diferentes pero solo reconoció uno, el del Clan del Trueno, los otros tres no los reconocía pero suponía que eran de los otros tres clanes: El Clan del Viento, el Clan del Río y el Clan de la Sombra. Ella había oído muchas historias de los veteranos sobre los clanes y las asambleas, pero el que más le intrigaba era el Clan de la Sombra ya que los veteranos le habían dicho que su corazón era duro y podían matar a sangre fría. La joven gata se acercó a los cuatro grandes robles y levantó la nariz, todos los olores parecían rancios, de un cuarto de luna o más, pero había uno que era fresco y muy intenso y algo repugnante. La gatita se acercó lentamente y alcanzó a divisar una sombra en la oscuridad, era una gata. Pequeña Roja se acercó lentamente a la gata, pero esta captó su olor y giró la cabeza, la cachorrita se quedo totalmente quieta mientras la misteriosa gata se acercaba y la examinaba de arriba abajo, sus ojos ambarinos se toparon con los ojos verdes de la cachorra y en ellos no había temor solo curiosidad. La gata abrió mucho sus ojos ámbar y se separó de la cachorrita -¿Quién eres?- le preguntó a la cachorrita –Me llamo Pequeña Roja- respondió la cachorrita con cierto nerviosismo en su voz, la gata se dio cuenta de que la joven rojiza y blanca tenía el olor del Clan del Trueno, ¿Qué hacía ella ahí? ¿Qué hacía ella sola? -¿Qué edad tienes? Hueles al Clan del Trueno, ¿Por qué te alejaste tanto de tu campamento? ¿Por qué estas sola?- preguntó la gata con curiosidad, la cachorrita se miró las patas nerviosa –Tengo 4 lunas, yo... estoy aquí porque... porque ya me cansé de estar en el campamento todo el tiempo, quería verlo todo- respondió la joven, algo avergonzada. La gata la miró con ternura y le toco la nariz con la punta de su cola –Me llamo Estrella de Ardilla, soy la líder del Clan de la Sombra- la cachorrita puso los ojos como platos -¡¿El Cl... Clan de la Sombra?!- Estrella de Ardilla suspiró –Pequeña, yo conozco todas esas historias que los veteranos de los otros tres clanes le cuentan a los cachorros sobre el Clan de la sombra, pero casi nada es cierto cachorrita- dijo con un tono de tristeza en su voz, Pequeña Roja miró a la líder con sus hermosos ojos verdes, preguntándose que hacía la líder en ese lugar, sola. –La verdad... yo no le temo al Clan de la Sombra. No creo que algún gato pueda ser tan malo, al menos no si cree en el Clan Estelar y respeta el código guerrero.- la líder se sorprendió al oír las palabras de la cachorrita, ¿Ella en verdad conocía y comprendía el código guerrero?, miró sus encantadores ojos verdes, brillaban con intensidad en la oscuridad y no reflejaban miedo sino algo mas, algo difícil de comprender. La gata se miró las patas, incomoda –Eh... creo que ya tienes que volver a tu campamento, igual que yo. Nos veremos otro día aquí- dijo la líder mientras se alejaba rumbo a su territorio, la cachorrita asintió con la cabeza mientras buscaba su rastro oloroso para regresar a su campamento.

Mientras Pequeña Roja seguía su rastro oloroso por el bosque, pensó en lo amable y amistosa que se veía Estrella de Ardilla y comprendió que había encontrado una nueva amiga en ella.

Manto PlateadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora