Porqué somos algo más.

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» Y yo sé que no es quererPorque en tus ojos, yo me puedo perderContigo olvido lo que es temerAcaso no sabes que tú eres para mí «

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» Y yo sé que no es querer
Porque en tus ojos, yo me puedo perder
Contigo olvido lo que es temer
Acaso no sabes que tú eres para mí «

- ¿No te dieron un sombrero para mi?...

- Guille, olvida lo que dijeron, yo no puedo controlar las boludeces que salen de sus bocas - respondió Messi tambaleándose en su asiento.

La cena llegó minutos antes y Guillermo jamás debió subestimar un tequila que no era mexicano, aunque no era el mismo sabor pegaba de a madre. Estaba lo que seguía de pedo, incluso podía jurar que el mismísimo Lionel había chuleado más de una vez su cabello y ojos, aquello hizo que mirara diferente a Messi. Esa manera que se juro no lo haría.

- Wey, estoy mareado, quiero quitarme lo pedo para seguir con 'vos' - trato de imitar ese acento chistoso de su acompañante pero al escucharse solo soltó una carcajada.

- Guille, báñate qui...

- Mejor dime que me quieres ver encuerado, yo me dejo si me lo pides... no podría negarme al mejor del mundo... - interrumpió Ochoa sin pudor alguno.

Messi quedó atontado. No sabía si respirar o sonreír, sus dedos hormigueaban y sabía que su rostro estaba enrojecido. Guillermo era todo lo contrario, estaba sentado frente a él confiado y mirándolo de una manera... extraña.

Como un mexicano miraría a un bolillo. Con hambre y deseo.

- ¿Qué?... - musitó Messi.

- Lo que escuchaste bonito. ¿Quieres verme como diosito y mi madrecita me trajeron al mundo?

El argentino estaba en un dilema, si quería verlo pero sabía que no era lo normal, estaba tan dudoso pero la risa suave de Guillermo capturó su atención.

- ¿Querés que me vaya? - se animó a preguntar Messi viendo cómo Memo se iba levantando de su lugar, se tambaleó un poco y empezó a dirigirse donde estaba él.

- No. Esta es noche buena y vamos a pasar una muy buena noche... - y sonrió. La debilidad que descubrió Messi de sí mismo, no podía negarse ante la bella sonrisa del mexicano.

Pero ese fue el último recuerdo de Guillermo, ahora estaba con un fuerte dolor de cabeza, la luz pegaba de frente a sus ojos los cuales se negaba a abrir y en su brazo izquierdo un peso extra, lo sintió, ese bulto extra en su brazo respiró.

Miró el cabello lacio, esa barba que había hecho cosquillas en su cuello hace unas horas, otro fragmento de la noche llegó a su mente y por reacción se tapó con su mano libre la boca - Me mame... - dijo en voz bajita y con extremo cuidado retiro su brazo sin despertar a su compañero.

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