II

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Mismos

Eres inferior a mi,

pero la risa de tu boca escuece mi altivez.

Me dices que lo material no es vano,

que lo material consigna todo,

que muchos han vendido su alma al diablo pero, yo no sé a cuál de todos.

Me sigues proponiendo absurdeces, me sigues haciendo sentir como un desahuciado.

Eres inferior a mi, y en todo caso, aunque te mueras y me muera, y seamos el mismo polvo que no se puede diferenciar, permanecerás siéndolo; y aunque seamos enterrados uno encima del otro y nuestros cuerpos se pudran para luego secarse, y se asimilen tanto que nadie sepa quién es quien..., estás por debajo.

Mi mente brillante comprobará la estima que tu desgraciada vida nunca podrá, mi poco dinero ya no me someterá a excusas aunque manifiestes con algarabía que el trabajo de mis días son pesados; que mi tristeza sea cónyuge de este mundo dictador; que mis alimentos son malos porque apenas compro lo que me alcanza; que a veces no logro poder comer.

Lo material reivindica, vuelves a decir. La plata da educación. La plata da posibilidades, da derechos humanos y si te hace falta todo eso, es porque nunca la has tenido.

Eres un peón fluctuante.

Del mundo y del gobierno. Si... aunque veces te parezca que tu país es mediocre.

Yo opino que tú tampoco eres tan inteligente, ya que entonces no estarías aquí, junto a mí, en la misma mesa de té y en la misma contrariedad que en pasados años.

Pero dices la verdad, la más concisa verdad; te concedo la única razón que por ahora me queda.

Mas mi talento no lo podrás palpar porque está muy alto. Y yo con él me elevo; soy mejor que tú y tu abyecto ser.

La didáctica poesía Where stories live. Discover now