Az de corazones ataca

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A pesar de tener toda la atención sobre ella a quien ya llamaban su princesa heredera y pensaban como serian sus hijos, Eider aun así sentía que las cosas no iban tan bien como pensaba

- Padre.. porque el emperador no te ha llamado..- reclamo Eider ingresando en el despacho de su padre sin pedir permiso él cual estaba en una reunión

- Hija.. estoy algo ocupado.. se que estas nerviosa pero..

- Oh Dios mío lo lamento mucho es solo que tengo mucho miedo de que mis esfuerzos no sean suficientes para ser digna de representar a todas las mujeres del imperio..- dijo Eider ante la mirada de los invitados de su padre

- Parece que deben hablar sobre eso.. nos retiramos verdad barón..- dijo uno de ellos

- Tiene razón conde.. es algo muy importante para el imperio y la alegría de nuestra princesa.. así que podemos dejarlo para después marques..-dijo el barón y ambos sonrieron y se fueron rápidamente

- Edier que te sucede.. no puedes entrar así tu imagen puede ser destruida menos mal eran nobles de bajo rango

- Bien .. se que hice mal.. pero padre conteste la pregunta

- El emperador no me a convocado y es algo que no solo a ti te tiene preocupada.. pero si él no actúa creo que debo hacerlo yo... déjame todo a mi hija.. conseguiré que tengas el poder.. te lo aseguro.. - dijo con confianza el marques

" Han pasado ya varios días que mi padre me dijo eso.. pero aun nada estoy cansándome de ser paciente"- pensó Eider en su habitación mirando por la ventana

- Mi señorita..

- Ejemm.. como me llamaste

- Lo lamento princesa heredera.. debe estar tranquila no hay nadie mejor que usted.. usted va a ser la emperatriz porque princesa heredera ya es..- dijo la sirvienta

- Lo se a la perfección pero mientras no vea algo cristalizado no puedo dejarlo así.. las señoritas deben estar hablando sobre ello.. ya que aun no es anda oficial.. y eso me enoja mucho..- dijo ella

" Mi padre no hace nada.. confía tanto en que el emperador esta de su lado.. pero mientras yo no este dentro de la familia imperial.. nada esta garantizado.."- pensaba ella mientras suspiraba

- Princesa heredera.. puedo decirle algo..

- Bien servirá para despejar un poco de mis pensamientos.. será divertido- dijo Eider sonriendo

- Porque no presiona la emperador..

- Me estas diciendo que lo chantaje.. - dijo enojada Eider

- Yo.. bueno.. no es..

- Lo que acabas de decir puede ser considerado blasfemia contra la familia imperial.. así que no lo dejare pasar.. guardias..- dijo Eider y ellos vinieron con rapidez

- Si que necesita señorita..- dijeron ambos al mismo tiempo

- Llévense a esta sirvienta.. quien habla de mas y cosas muy tontas, que la castiguen con 50 latigazos.. para que no vuelva a cometer el mismo error..

- No por favor.. se lo ruego no se volverá a repetir..- rogo la sirvienta mientras era arrastrada fuera de la habitación por los guardias

" Esa tonta no sabe que puedo estar siendo vigilada.. el emperador no es tonto.. pero tiene razón debería presionarlo.. después de la humillación que me hizo"- pensó ella con una sonrisa

- Pero como.. espera.. ellos.. si ellos pueden..

" El templo.. no fui declarada como santa.. entonces eso puede ser una gran oportunidad.. dos pájaros de un tiro"

- De pronto mi animo mejoro esa sirvienta lo consiguió.. espero que no muera desangrada

Después de un momento salió en un carruaje con dirección al templo sin que su padre supiera nada, con el objetivo de obtener su matrimonio

" Entre mas rápido lo consiga será mejor"- pensaba ella

- Hey cochero apresúrese por favor.. - grito ella

- Si lo lamento señorita..- dijo el cochero

Después de usar un portal mágico para llegar mas rápido, Eider ya estaba siendo recibida por uno de los sacerdotes del templo

- Bienvenida señorita..

- No deberías llamarme santa..- dijo Eider

- Como desee  pero a que debemos su visita..- dijo el sacerdote

- Quiero hablar con el sumo sacerdote..- demando ella

- Esta bien.. sígame por favor..- dijo el sacerdote

" Casi olvido que ella es la amante del príncipe heredero"

Luego de caminar un poco Eider y el sumo sacerdote estaban ya reunidos tan fácilmente

- Gracias por reunirse conmigo.. - dijo con una sonrisa

- Como no puedo reunirme con la santa de los ojos que solo ven el bien del mundo.. pero dígame que desea de este su hogar

- Me alegra que lo diga así.. porque necesito su ayuda para concretizar mi matrimonio con el príncipe heredero..

- Pero como podría yo ayudar en eso, aquello depende de su majestad el emperador

-Yo como única mujer de la familia imperial apoyaría al templo sin importar nada.. les daría todo el apoyo económico que deseen..

- Suena bien pero..

- No me rechace sin antes haber terminado.. yo prometo deshacerme de aquello que siempre los a atormentado.. los magos..

- JA.. como hará usted eso.. es muy difícil no siquiera el emperador puede.. y lo hará usted

- Su majestad.. no lo logra porque esta centrado en otras cosas.. pero les aseguro que si una santa culpa a los magos de las peores cosas que pasan en el mundo.. convirtiéndolos en villanos totales.. no se acabaran para siempre..- dijo ella con una sonrisa

- Suena bien.. pero como se que.. solo nos esta utilizando..

- Una promesa es una promesa y mientras yo este en el poder me asegurare de ayudar a mis aliados

" Ciertamente por culpa de los magos.. los ciudadanos que viene al templo han disminuido mucho y los ingresos en conjunto y si ella nos ofrece ambas cosas.. es como un sueño que se hará realdad.. pero y si es una trampa para poner a prueba mi fe"

- Señorita..

- Sumo sacerdote esta no es una trampa.. es solo un transacción que nos beneficia a ambos.. usted solo me estaría cobrando el favor... no se sienta mal.. es para ayudar a todos.. - dijo ella

- Yo.. que quiere que haga..- dijo sin mas

- Muy bien sumo sacerdote me alegra que sea mi aliado.. entonces.. debemos empezar ahora mismo mientras mas rápido este yo en el poder mejor para ustedes...- dijo ella mas feliz que nunca

Por otro lado Caeli y Liev intentan encontrar la manera de abrir aquel trozo de madera sin imaginar que el az de corazones empezó a atacar

Los ojos de la villanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora