Capítulo 1

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CAPÍTULO 1

Sal, tierra y limón.

Un hormigueo se instala en mi vientre cuando veo la barra color carmín, las chicas siempre se pintan los labios, ellas lo hacen y a los chicos les parece gustar. Miro el ahumado marrón que recorre mis ojos, y sé que un par de horas ni se verá, por lo que cojo el pintalabios y trazó unos labios rojos.

Aun en bragas y en sujetador sacó del armario el vestido que tengo pensado para esta noche, es blanco, de una tela muy fina y con escote en V. Se ajusta con un lazo del mismo material justo debajo del pecho, apenas tengo tetas y lo decepcionante es que no van a crecer más.

Me he preocupado en rizarme el pelo, mi pelo tiene una fea definición o eso me he hecho creer. Cae natural y desenfadado por mi espalda. El contraste de mi piel morena y el blanco es exquisito, y el rojo le da un toque adulto. Me giño el ojo con coquetería cuando paso por un espejo, agarro el bolso a juego con las plataformas y me dispongo a mirar el móvil.


Erika: Tía, no sé qué ponerme. 21:30

Erika: En serio Carina, que me ignores de esta forma cuando siempre estás con el móvil. 22:02

Erika: Ya sé que ponerme, estoy en casa de Jessica. Tía, vas a flipar con el modelito que me lleva, normal que ligue por nosotras. Bueno estamos en tu casa en 5 minutos. 22:40


Miro el reloj y me río al ver que son las once. A quién quieren engañar, si siempre llegan tarde.


Yo: Vale, yo ya estoy lista. 23:00

Erika: Cristina y Nerea ya van al reservado. 23:02

Yo: Creía que íbamos a cenar primero. 23:03

Erika: Mejor nos compramos un kebab después de la fiesta, tipo after. 23:03


Bajo como un rayo las escaleras hasta llegar a la cocina, abro una barrita energética que me quitará el hambre por unas horas. Pienso en la manera que me subirá el alcohol sin nada en el estómago, pero luego veo la parte positiva y es que así no tengo que gastarme tanto dinero para ir borracha.

Necesito beber y sentir esa emoción que me bloquea la cabeza hasta el punto de no reconocerme. Será porque estamos a punto de empezar el peor año de nuestras vidas, o porque siempre he tenido que aferrarme a algo para no caer en depresión. Echo a patadas todos esos pensamientos cuando el timbre suena.

— ¿Esperas a alguien, Carina? —Exclama mi madre.

— ¡Vamos a dormir a casa de Jessica!— Grito rezando porque no me pida un beso de despedida. — Ya sabes... para celebrar que se acaba el verano.

— ¿Quiénes vais? —Inquiere levantándose del sillón.

¡Mierda! Me remuevo en el sitio y lo único que se me ocurre es abrir la puerta. Veo a Jessica levantar la botella de ron entre las manos con una sonrisa pícara, Erika besa la botella como si fuera un tio y yo quiero que me trague la tierra. Los pasos son apresurados ahora que me he quedado de piedra. Muevo la mano con histeria para que dejen de morrearse con el alcohol.

—Carina... ¿Que quienes vais? —La cara de mis amigas pasa de blanca a roja en segundos. — Oh, buenas noches, señoritas.

Erika se muere de risa tirando la botella detrás de un arbusto mientras Jessica habla abiertamente con mi madre.

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⏰ Última actualización: Dec 30, 2022 ⏰

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