PRÓLOGO

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"Amores como los de mi amada son tan nobles, puedo ver en sus ojos,
que me ama con tanta inocencia como el amor de un niño, que nada malo esconde, sino que me ama con ternura
y se deleita con tu presencia"

Luis Bain—

"El chico torpe"

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"El chico torpe"

Cada vez que lo veía podía apreciar una nueva forma de ser torpe con la vida. Diario ese chico chocaba con alguien provocando un gran estruendo cuando sus pesados libros de psicología golpeaban contra el piso, y su cuerpo torpe caía de lleno encima de la persona con la que había chocado.

Siempre que hablaba en público, aquel chico no dejaba de tartamudear y confundir el lugar de las letras cada que podía, su forma torpe de expresar sus ideas de forma desordenada siempre le causaba molestia, como alguien tan idiota llegó a la universidad y más aún en una carrera que consiste —literalmente— en tratar con las personas de manera personal.

Siempre que aquel chico llegaba a la universidad se alejaba, lo menos que quería era que arruinaran su vida más de lo que podía aceptar. Nunca lo busco, nunca chocaron ni palabras, nunca hubo interacción, no hasta ese día.

Era un día normal, uno bastante tranquilo, uno en donde todo le había salido bien, ese día, hablo con su mamá, una conversación bastante decente después de tantos años en donde su familia se comportaba como una mierda. Sus amigos, simplemente no gritaban —sobre todo esa maldita chica de lentes— no empujaban, simplemente caminaban con la tranquilidad que ahora podían presumir.

Aquel día, era perfecto, todo iba bien, y por ello, se había descuidado.

Iba caminando por uno de los tantos pasillos de su universidad, tenía que dirigirse a su clase de matemáticas avanzadas —ni esa clase arruinaría su día—. El pasillo estaba solo, no había problema, pero al girar en una esquina choco contra alguien haciendo que ambos cayeran de lleno contra el piso y, que los pesados libros de aquel chico golpearan su cabeza.

- l-lo sien... – escucho en un susurro la voz del contrario

- fíjate mierda - el dolor de aquellos libros golpeando su cabeza le provocó una ligera migraña, cuanto odiaba aquellos dolores producidos por esas estúpidas pastillas - más imbécil no puedes ser por qué no existe - dijo con odio mientras sobaba su cabeza - mierda que diablos es lo que tienes en la cabeza chico idio... - su mirada se dirigió a la de aquel chico al sentir una pequeña lágrima golpear su mejilla

El chico estaba llorando.

- L-lo siento - corriendo, el chico se levantó, agarro sus libros y salió corriendo.

Sabía muy bien lo que pasaba, esas lágrimas eran de dolor, dolor por cuestiones personales, y lo sabía por qué el mismo lo vivía. Cuántas noches no se la pasaba llorando por la estúpida y miserable familia que tenía, aunque lo entendía en el fondo, ellos crecieron llenos de reglas, nomás e ideales que uno como hombre o como mujer tenía que cumplir, pero odiaba que su familia no tuviera la mente más abierta, que no se aventura a experimentar nuevas cosas, o que siquiera aceptará la de los demás.

My LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora