mi nombre es...

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La vida puede sonreirle a unas persona pero al mismo tiempo darle la espalda a otras, aquellos que nacieron en familias adineradas no piensan en los problemas de la vida o lo difícil que es sobrevivir... la otra cara de la moneda muestra una realidad cruel donde las personas hacen todo lo posible para ganar dinero y poder alimentar a sus familias.

Tokyo, la capital de Japón y una ciudad muy avanzada en infraestructura, a simple vista un lugar donde la pobreza no existe... mentira, en los lugares más alejados del centro es donde se puede empezar a apreciar una verdad que es opacada por la imponente ciudad

Drogadictos, asaltantes, mafiosos, callejeros o enfermos es lo que se puede encontrar si caminas entre esas peligrosas calles a las que los millonarios prefieren ni entrar... al menos la mayoría.

Entre los edificios llenos de rallones y marcas por culpa del vandalismo podemos  ver como un hombre no mayor a los 25 años camina tranquilo, vistiendo un atuendo elegante y llamando la atención de aquellos que buscan el dinero fácil, el hombre se movía entre las aceras y calles de uno de los barrios más peligrosos

Su piel era clara y tenía el cabello negro al igual que sus ojos, nadie sabía su nombre pero a nadie le importaba, en un instante en hombre había sido rodeado por un grupo de seis tipos con mala pinta

-danos todo el dinero que tengas o esta calle será tu tumba-

El hombre sonrió amablemente y miró al tipo que lo había amenazado de muerte

-la vida es difícil para aquellos que nacen en una familia de escasos recursos pero la violencia nunca será la solución... si me matas a mi por mí dinero es probable que alguien te mate a ti en busca de lo mismo-

El extraño hombre resivió un golpe en el estómago y calló de rodillas mientras respiraba pesadamente

-¡¡callate de una vez y dame el dinero!!-

Lentamente el hombre se reincorporó y  sonrió amablemente denuevo

-ven conmigo y déjame ayudarte, la desesperación por conseguir dinero y alimentar a tu familia te está consumiendo... el dinero se gana con esfuerzo, si quieres conseguirlo tienes que trabajar-

Esta vez el golpe fue directo al rostro del pelinegro y por el impacto su labio se rompió empezó a derramar un poco de sangre

-¡¡¿crees que es fácil conseguir trabajo?, ustedes los ricos no saben nada sobre nosotros pero se creen los reyes del mundo!!-

-te equivocas en algo... yo entiendo como te sientes, yo viví lo mismo que ustedes pero alguien me dió la mano y me ayudó a seguir en el camino del bien, déjenme ayudarlos a ustedes... trabajen para mi y prometo ayudarlos a ustedes y a sus familias, yo quiero seguir los pasos de mi maestro-

El pelinegro extendio su mano hacia el más joven del grupo que no dudó ni un segundo en corresponder al saludo y hablar

-haré lo que sea pero ayudeme para comprar la medicina que mi hermanita necesita... trabajaré para usted sin importar lo difícil que sea pero salve a la única familia que me queda-

El pelinegro se quitó un reloj de mano y el anillo que tenía para dárselos al chico que lo escuchó, también le entregó un pequeño papel con una dirección escrita en en el centro

-ve a ese lugar y vende esto, compra la medicina para tu hermana... en ese lugar te darán la dirección de mi hogar, te esperaré dentro de dos días-

El joven lloró y tomó las cosas para salir corriendo hacia donde el pelinegro le había dicho

-espero que ustedes lo acompañen, no tendré problema en aceptarlos-

El pelinegro se marchó del lugar con una sonrisa llena de tranquilidad y felicidad, siguió caminando hasta que se perdió entre la oscuridad de las calles

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