Muestra de amor

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Desde que Hipo y chimuelo se empezaron a llevar, eran inseparables, hasta que el jinete le dió la libertad de dormir en su propio cuarto, haciéndole una mini cama como si de un gato se tratase pero en grande, por lo que todas las noches ambos se quedaban dormidos juntos, era algo normal para ambos y para toda la aldea de Berk.

Hipo poco sabía de los "celos" de los dragones, porque no imaginó que sería casi como el de los animales pero peor, y Chimuelo al ya tener más edad empezó a experimentarlos, las primeras veces eran leves y el chico apenas se enteraba por lo que pasaba el dragón, simplemente pensaba que estaba más "cariñoso" con el.

Para Chimuelo era algo difícil pasar su celo debido a que no habían muchas especies que le agradaran al igual que su especie estaba extinta (esto pasa en la segunda película), su único "amor" era Hipo, estaba realmente confundido, lo que sentía era ¿Amor o admiración?, Tal vez solo le tomó cariño por todo lo que ha hecho por el, cómo arreglar su ala trasera, alimentarlo y darle un lugar donde dormir, y junto a él.

Aunque algunas veces su humano le parecía algo atractivo, ver sus ojos idénticos a los suyos pero más opacos, con esas pecas, ese bronceado, y su cabello castaño despeinado y con pequeñas trenzas.

Un día simplemente Chimuelo se volvió muy cariñoso, lo seguía a todos lados, TODOS, Intentaba traerle pescado como muestra de amor, se frotaba de forma rara contra Hipo.

Bocón, el tío más cercano a Hipo, le advertía que ese no era un comportamiento normal, que los dragones eran como animales, y más cosas que el chico no le dió importancia. Para acabar con la duda, fue con el "experto" de dragones, Patapez, entonces él le dijo lo que era más que obvio, Chimuelo estaba pasando por el periodo del celo, que este era muy largo.

Entonces todo encajó en la cabeza de Hipo, las acciones amorosas, los ojos y el deseo de contacto entre el y su dragón, cuándo llegó a la casa, se puso una ropa más cómoda para descansar, el dragón aún no había llegado, al castaño poco le importó, estaba cansado con liberar dragones en otras aldeas y reparar cosas en Berk, cuando estaba acostado y volteado hacia el lado izquierdo, chimuelo llegó al cuarto.

SI VAS A LANZAR MIERDA A MI HISTORIA, TE ADVIERTO QUE TE SALGAS, ESTE CONTENIDO PUEDE SER DESAGRADABLE PARA MUCHOS, YA QUE ESTÁ RELACIONADO CON LA ZOOFILIA.

El furia nocturna no sabía que estaba pasando con su cuerpo, pero anteriormente y accidentalmente había visto a Astrid y a su jinete teniendo relaciones sexuales, por lo que pudo entender un poco como eran las costumbres humanas, que era lo que se podía hacer y que no podía hacer un humano y más cosas.

Simplemente lo vió, y sintió como algo crecía y salía de el, tenia una erección, su pene tenía ligeras púas.

Se intentó frotar contra la espalda de Hipo, el castaño tenía el sueño muy ligero, y por consecuencia se despertó rápidamente, ahí lo vió, el dragón casi llorando, con una erección y aún frotándose descaradamente contra el. Sus ojos se abrieron completamente, quitándose el poco sueño que le quedaba, él no sabía cómo reaccionar a esto, cuando por fin salió de su trance, pensó en llevarlo al establo de dragones

— Amigo, escúchame, tenemos que salir de la casa, yo te ayudaré, te- No pudo terminar la frase, el dragón abrió sus grandes ojos de un verde intenso, sus pupilas dilatas cómo los de una serpiente, miraba a Hipo como su víctima, le rugió al mismo tiempo que se preparaba para saltar, cuando Hipo por fin reaccionó huyó de la casa.

Chimuelo lo siguió hasta que el castaño llegó a una parte del bosque realmente oscura, corrió e intentó buscar cualquier sitio para esconderse. No escuchaba más ruido, pensó que la criatura se había ido, pero aún así siguió su camino, lastimosamente se tropezó con una de las raíces de los árboles, su visión por el cansancio fue borrosa, cayó de rodillas, su pie se había enredado.

El dragón salió de la oscuridad, frotó su pene contra su trasero, estaba ansioso por tocar y sentir su interior, quitar ese calor de el para sentirme mejor, destrozó los pantalones del jinete dejando algunos rasguños en su trasero, algunos profundos logrando sacar algo de sangre; estaba realmente caliente.

Entró de una estocada al agujero, haciéndolo sangrar y rompiendo los tejidos, para este punto el castaño se despertó con un grito que se podría escuchar hasta Berk.

Hasta la próximaa

Traías hambre verdad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora