Capítulo 2: Conocerse

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Acepto propuestas para la pareja secundaria!!

Prem no sabía qué hacer.  Esa noche estaba en la soledad de su apartamento, minúsculo y a una hora de su trabajo.

Sopló la vela que había colocado en lo alto de un muffin de chocolate y suspiró.  Sus padres le habían advertido de que si no estudiaba lo que ellos querían, tendría que arreglárselas solo.  Y lo hizo.

En lugar de la facultad de económicas se graduó en un tiempo récord en Historia y Folklore de Tailandia.

Luego aumentó su formación con un máster en Historia y folklore de Japón.  Para pagárselo había trabajado en una hamburguesería pero finalmente había logrado su título.

Hacía dos años de eso.  Ahora soplaba la vela de su veinticinco cumpleaños en el más absoluto de los fracasos.

No se hablaba con sus padres, porque estos exigían que él olvidase esas tonterías y volviera a hacerse cargo del negocio familiar.  Mientras estudiaba para intentar aprobar las oposiciones para formar parte del cuerpo de profesorado público.  En su mesa se amontonaban los rechazos de escuelas privadas por falta de experiencia y de recomendación.

Le había pedido a su padre esa única ayuda.  Una recomendación para poder entrar a trabajar en una escuela privada.  Su padre le recordó la advertencia y tras una discusión un año atrás, no había vuelto a casa.

Sobrevivía trabajando como secretario en el despacho de un profesor privado, y también trabajaba viernes y sábado en una librería.

No, desde luego ese no era el futuro que hubiera imaginado.

Cuando era más joven, solía creer que todos esos seres existían, que se camuflaban entre la gente normal.

Prem empezaba a dudar de sus decisiones.

Abrió la ventana.  Cerró los ojos y pidió un deseo.

Solo algo:  esperanza.

Si no ocurría algo que cambiase su vida en los próximos seis meses, retrocedería y haría lo que sus padres querían.

Estaba agobiado.  Necesitaba salir a tomar el aire. 

Comenzó a pasear sin rumbo, imaginando su futuro cubierto de nubes negras, de obediencia debida.

Los hijos rebeldes no son buenos hijos, entonces el futuro no le sonreirá a aquel hijo que se levante ante su padre.

Una hoja cayó sobre su hombro y se dio cuenta de que estaba en medio del parque a diez minutos de su casa.

No era un lugar seguro por la noche y aunque estuviese desanimado no tenía ganas de acabar muerto por algún ladrón.

Dio la vuelta, dirigiéndose como una polilla nerviosa hacia las luces de la calle que se intuían al fondo, más lejos de lo que creía.

Miró a su alrededor nervioso.  Le parecía que algo iba mal.  Creía que alguien le seguía.  Estaba paranoico.

Entonces pasaron muchas cosas a la vez.  Una sombra cayó frente a él.  Había aterrizado como si volase, de hecho creyó intuir unas garras donde deberían estar sus pies.  Una boca con tres filas de dientes se abrió ante el y de repente algo sucedió.  Su inminente muerte se vio postergada cuando un hombre vestido de negro apartó a aquello de el.

Lo hizo de una patada.  El monstruo, o lo que fuese, se quejó amargamente cuando el hombre sacó un cuchillo dorado.  Con un gesto rápido le arrancó el corazón.

A Prem le pareció escuchar que murmuraba algo como dónde estaba el guardián del parque para que eso no ocurriese.

-Bueno, solucionare eso luego.  -se acercó al humano al que había salvado de ese engendro.  Le miró fijamente y pasó la mano frente a su cara - no ha pasado nada.  Vete a casa.

-Y una mierda no ha pasado nada.  Has matado en dos movimientos a un monstruo devorador de desgracia.  Debió hacerse fuerte en este parque y hoy yo era una víctima fácil.  ¿Y tú que eres? ¿Un vampiro?

-Perdona, pero no soy un miserable chupasangre.  Soy un semidiós.

-Perdone, señor semidiós.

Entonces ambos se quedaron mirándose conscientes de la discusión que estaban teniendo.

-Existís de verdad...

-Sabes lo que somos.  No puedo borrar tu memoria.  Tienes arraigadas las creencias en la magia y los dioses antiguos.

-Estoy un poco... asustado.

-No deberías andar por sitios así de noche.  Es donde más criaturas peligrosas se esconden en busca de alimento.

-¿Y tú que hacías aquí?

-Trabajo.  Me dedico a unir parejas, pero algo ha debido fallar.  No hay nadie.  Ni el guardián, algo que no dejaré pasar.

-Entonces... mejor nos vamos de aquí.

-Llamame Boun.

-Prem.

-Te acompañaré a casa.

Prem asintió.  Se dirigió caminando junto a ese hombre a la salida.

-¿Te gusta la estética gótica? Esos labios negros no te favorecen.

-¿Esa es tu única pregunta cuando conoces a un semidiós?  Es parte de una maldición.

Juntos, como si se conociesen hace mucho, caminaron en dirección a la casa de Prem.

Empyream ||BounPrem||OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora