2◌➤ᴘʀᴏᴘᴜᴇsᴛᴀs ʏ ᴄᴏɴғᴇᴛɪ

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La espera se hacía cada vez más larga. A decir verdad, yo había llegado mucho antes de lo planeado, pero Bright insistió con que debíamos preparar todo desde temprano, mi hermano siempre fue igual, o más impaciente que yo.

Con la ayuda de singto y Gun tomé fuerzas y me animé a prepararme para preguntarle a Tay si quería salir conmigo.

Ya serían cinco meses de aquel día en el café, donde pensé que estaba cometiendo el peor error al ir a una cita con alguien de quien ni siquiera sabía el nombre, y ahora me encuentro con un manojo de globos flotando a mi lado y esperando, al chico del cual jamás pensé que estaría enamorado, para pedirle que sea mi novio. Suena loco, pero aquel lejano día de invierno decidí darle una oportunidad a Tay y estuvimos viéndonos desde ese momento. Fue fácil porque vivimos en ciudades vecinas y podíamos reunirnos cada vez que quisiéramos.

Krist preparó la gran parte de los detalles para ese día; prácticamente fue todo organizado por él, con un poco de ayuda de win, que al ser uno de los mejores amigos de mi enamorado, nos dio consejos de cómo encarar la situación, ya que Tay era una persona bastante exigente.

Mis manos se sentían mojadas por el sudor, mientras que la inquietud y la impaciencia se apoderaban de mi cuerpo haciéndome temblar. La camisa que estaba utilizando sobre la camiseta favorita de Tay me daba más calor del que hacía para una tarde de primavera. ¿O eran mis nervios?

Lo tenía todo preparado perfectamente. Apenas llegara tragaría el helio de uno de los globos, para hacerlo divertido, ya que así era Tay . Luego se lo pediría, sin rodeos y cuando acepte le daría un tierno beso, como ese que nos dimos bajo la nieve hace unos meses.

Admito que nuestro primer beso fue completamente hermoso. Recuerdo perfectamente el sabor al pastel de chocolate, que habíamos comido en mi casa, y como sus cálidos labios abrazaban los míos tiernamente, dándome el calor que el clima quitaba de mi cuerpo. Fue corto, pero jamás sacaré esa sensación de mi ser. Y a ese le siguieron muchos otros, tanto o más cariñosos que el primero.

Los chicos se escondieron en los arboles detrás de mí, querían salir y felicitarnos una vez que Tay aceptara.

Estaban preparados desde hace diez minutos, con bolsas de confeti para tirarnos como si fuéramos una feliz pareja, lo seríamos, confiaba en eso. Todos estábamos atentos, faltaba muy poco para que llegara y lo que me impacientaba cada vez más.

Entonces lo vi, su cabello negro al viento, con las manos dentro de los bolsillos de sus ajustados jeans negros, con su típica y amplia sonrisa. Estaba igual de hermoso que siempre. Verlo me puso el doble de ansioso de lo que ya estaba.

Tomé aire y, cuando estuvo lo suficientemente cerca, sonreí. Estaba feliz por haberle hecho caso a Gun.

-Hola ― Su voz le envió calidez a mi alma.

Mis mejillas se tornaron de un rojo intenso. Era la hora. Abrí el globo que tenía entre mis manos y respiré el helio de su interior, como estaba planeado. Las palabras salieron de mi boca y noté mi voz temblorosa, toda esa escena era muy loca. Nunca me imaginé en esa situación.

―Tawan ¿Quieres ser mi novio? ― Mi voz se oyó graciosa.

― ¿Qué? ― Solo dijo eso. No pude descifrar lo que su expresión quería decirme.

― ¿Quieres ser mi novio? ― Mi nerviosismo se remontó hasta la estratosfera.

Sus ojos se abrieron grandes y su sonrisa desapareció por completo, lo que cayó sobre mi como un balde de agua fría. Permaneció así por unos segundos. Todo el manojo de nervios, inquietud e impaciencia se fue de mí y fueron reemplazados por una molesta punzada en mi pecho. ¿Por qué no respondía?

Cuando pensé que no podía ser peor, lo hizo.

―No .― Puedo jurar que escuche algo crujir en mi interior.

Win salió gritando de felicidad y luego se dio cuenta de la situación, por lo que se puso rojo y recibió un golpe en la nuca, obra de Bright.

Esa respuesta fue extremadamente cortante, casi como una daga directo a mi pecho, una daga que dejaría una marca fea.

Mi alma se escapó de mi cuerpo y casi como un reflejo solté la cuerda con la cual sostenía los cinco globos, que volaron a alguna parte, al igual que mis ilusiones. Hacía solo segundos me sentía feliz por todo eso, por haber haber planeado cada detalle de esta propuesta y, de repente me encontraba consternado y avergonzado, no solo enfrente de mis amigos, sino ante mi enamorado, y lo que era peor, frente a mí mismo.

Quise gritar, llorar y golpear uno de los árboles. La impotencia llenó mi ser y solo atiné a darme media vuelta, con mi usual cara de póker, como si nada hubiera pasado y me fui de allí. No quería soportar la ira que se apoderaba de mi cerebro, que no me dejaba pensar.

Lo peor es que realmente no sabía que sentir, porque el enojo crecía, pero en mi corazón había un gran vacío, junto con un lacerante dolor.

Estuve en un estado de shock hasta que abrí la puerta de mi departamento, una vez sentado en una de las sillas del comedor, las lágrimas se desprendieron de mis ojos y no pude contenerlas. Tampoco quería hacerlo. Estaba devastado, mi corazón dolía, como si estuviera teniendo un infarto, era una punzada insoportable que parecía llegar para quedarse. Y se que mis descripciones parecen una exageración, pero de verdad me hirió.

¿Qué debía hacer? Me sentía débil, además de que la vergüenza consumía mi cerebro, porque había lastimado mí orgullo y mi corazón. Solo tenía esas inmensas ganas de estar acostado en la cama, cubierto por las sábanas hasta la cabeza, llorando, como si mi dignidad solo alcanzara para eso. La presión sobre mi pecho ayudaba a que mi angustia aumentara y los sollozos llenaron el lugar.

Me levante y camine con pasos torpes hasta mi habitación, me acomode entre las sabanas, en posición fetal y, entre lágrimas y gritos ahogados, dejé salir toda la pena que sentía. El dolor, la impotencia, el enojo y la melancolía. No encontraba el porqué de su rechazo, o el porqué de la forma en la que me rechazó. Tan arrogante, como si estuviera desechando un pedazo de papel, como si mis sentimientos no importarán. Se supone que éramos muy unidos, que nos queríamos. ¿He hecho algo mal? ¿Acaso he visto amor donde no lo había?

Me di cuenta de que había cometido un gran error, porque seguramente no volvería a rozar sus cálidos y esponjosos labios de nuevo, ni volvería a sentir esa hermosa sensación de mirarlo fijamente a los ojos y sentir esas mariposas revoloteando en mi estómago. Quizás había perdido totalmente a la persona que más amé.

El portazo y los rápidos pasos que subían la escalera me hicieron saber que Bright había venido. Mi hermano es mi soporte, mi pilar y realmente lo necesitaba en ese momento. Quería uno de sus abrazos que me hacían sentir protegido, porque justo en ese momento sentía que todas mis barreras de defensa habían caído.

Entro en mi habitación y se recostó a mi lado, abrazándome. Puse mi cabeza en su pecho y a pesar de no poder ver su cara sabía que estaba llorando junto conmigo, sintiendo mi melancolía , pero tratando de darme su calor.

El dolor de cabeza me estaba matando y sentí mis ojos hinchados, quería dejar de llorar, pero se me hacía difícil parar. Entonces mi hermano, para ayudarme, comenzó a cantar una canción. Su melodiosa voz se apoderó de mi cuarto y mi cabeza, procurando que entrara en un profundo sueño.

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