cuatro.

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Y más tarde se ven, con sonrisas tímidas que no hacen más que crecer cuando Leo se suelta de la mano de Pablo para salir corriendo a saludar al entrenador.

El entrenamiento es parecido a los de siempre, los chicos corren y juegan con una felicidad inocente que hace que el corazón de Pablo crezca a más no poder.

"Dan ternura, ¿no?" pregunta Lionel una vez que se sienta a su lado mientras los chicos corren vueltas a la canchita. Pablo no se lo esperaba y era bastante obvio por la manera en la que dio un pequeño salto cuando la voz del hombre pinchó su burbuja.

"Me los como crudos," comenta y ríe Pablo, contagiando a Lionel que ríe a la par, "me pone contento que Leo se haya integrado tan bien con los chicos... y con vos."

"Se lo nota medio reservado, pero la pasión que tiene dentro de ese cuerpito chiquito vence por completo cualquier timidez," el tono de Lionel es acaramelado, lleno de un amor inexplicable por ese nene que conoció hace tan poco, "es un pibe excelente, Pablo, te felicito."

Pablo siente que va a explotar de la felicidad, las palabras de Lionel dandole justo en el corazón y haciendo que sus ojos lagrimeen un poquitito.

"Hago lo que puedo para darle todo," el más chico comienza y siente que si sigue hablando no para más, pero necesita sacarlo de su pecho y Lionel le irradia una confianza que nunca antes sintió, "pasamos por cosas difíciles, pero Leito siempre se mantuvo de pie. Una de esas cosas que lo mantuvo a flote fue el fútbol, verlo y jugarlo lo ayudo mucho a relacionarse con otros y superar mi separación de mi ex pareja y un cambio de colegio que tuvimos que hacer..."

Lionel mira a Pablo con una sonrisa pequeña, una que le hace saber que entiende su situación de alguna manera, Pablo mira hacia abajo y toma aire para seguir antes de soltar una risita tímida.

"Me pone contento que me felicites, el mérito es suyo, pero quiero creer que como padre vengo bastante bien, asi que gracias."

Rápidamente el cordobés siente como el entrenador pone su mano en su hombro una vez más, recordandole a su ultimo encuentro fuera de la cancha, y se relaja una vez que el hombre lo aprieta levemente con entendimiento y hasta cierto cariño.

"Venís mejor que bien, Pablo. No te conozco mucho, pero el sacrificio se nota desde lejos. No tengo hijos ni pareja, no puedo decirte que entiendo al 100%, pero puedo reconocer cuándo alguien esta dando lo mejor de si, y eso lo veo en vos y en Leo desde que llegaron."

Pablo sonríe y sus ojos se clavan en los de Lionel, agradeciendo de una manera especial el apoyo y las palabras. Lionel entiende el gesto y se lo devuelve, como si ya no necesitaran palabras para comunicarse.

El silencio que los sigue hasta la tercera vuelta de cinco que estan haciendo los chicos mientras ellos se sientan juntos es llevadero, cómodo incluso, pero Lionel carraspea y decide cortarlo.

"Hace... ¿Hace mucho te separaste?"

La pregunta lo toma por sorpresa a Pablo, quien sin darse cuenta lo demuestra visiblemente antes de ver como Lionel desespera y tartamudea un rapido "si... si no me queres decir igual esta bien, yo solo... solo pregunto."

"Esta bien, Lionel," esta vez es Pablo quien pone su mano en su hombro, bastante pequeña en comparación, "mi marido y yo nos separamos hace ya dos años, Leo tenía 10."

Lionel intenta ocultar su sonrisa complacida cuando escucha la palabra marido, pero falla completamente. Pablo se percata y se la devuelve, intentando no ser muy exagerado tampoco.

"¿Vos me dijiste que estas soltero, no?" dice Pablo tornandose rojo por la pregunta que acaba de hacer, tanteando el terreno pero con miedo de que le juegue en contra.

"Termine una relación larga hace ya un año," Lionel se encoge de hombros, restándole importancia a algo que en su momento dolió y que ahora lo hace más fuerte, "mi novio y yo estabamos en diferentes páginas, cosas de la vida."

Pablo no puede no sonreír descaradamente por lo que acaba de escuchar, por fin terminando con sus dudas y haciendo que Lionel comience a reírse con ternura.

Pablo se une a las risas brevemente, hasta que Lionel abre la boca para decir algo que luego es interrumpido por gritos de los chicos avisando que las vueltas se habían terminado.

Lionel se para y se va no sin antes regalarle un sonrisa que le deja en claro a Pablo que quizas la fé no estaba perdida del todo y que la mamá de Angelito siempre tiene razón, que quizás si tiene chance de que se da algo más que mirarlo de lejos todos los Jueves.

jueves // aimar x scaloniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora