Capítulo 1: Chico malo

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Jotaro había llegado a su límite, su tolerancia no daba para más. Empuñó sus manos y las elevó en contra del que había sido su mejor amigo durante todos esos años. El alto chico de catorce años dió un golpe tras otro lleno de rabia, dolor y frustración. Como resultado, la víctima de su furia quedó en mal estado. El otro chico estaba vapuleado, sangrando y con la cara hinchada por todos los puñetazos que había recibido. Los profundos ojos marinos de Jotaro lo miraron con frialdad a medida que sus emociones eran reprimidas y adoptaba un semblante de neutralidad.

Lo siguiente que supo fue que se llevaron al otro muchacho al hospital por causa de la brutal golpiza que le propinó. Él también había recibido algunos golpes pero no parecía que le dolieran. La dirección de la escuela se puso en contacto con su madre y la citaron con carácter urgente por lo sucedido. También llegaron los padres de su antiguo amigo quienes lo miraron horrorizados y amenazaron con enviarlo a una correccional de menores por lo que había hecho. Sin embargo, Jotaro se sentía distante y ajeno a todo lo que ocurría. Miró sus nudillos reventados por tanto golpearlo y decidió que las cosas iban a ser diferentes para él y para todo el que quisiera meterse con él.

A consecuencia de sus acciones, Jotaro Kujo fue expulsado de la escuela con una mancha permanente en su historial. Su madre tuvo que contactar con su abuelo para conseguir asesoría legal frente a las acusaciones de los padres del otro muchacho. Su padre… su padre siguió en su maldita gira como si no hubiese pasado nada, porque para un megalómano como Sadao Kujo lo único que importaba era su carrera musical. Que su hijo de catorce años enviara a alguien al hospital, fuera echado de la escuela y enfrentara la posibilidad de pasar varios meses o años en una correccional de menores no ameritaba cancelar algunas presentaciones y volver a casa para resolver la situación.

Su madre, Holly,  se las arregló para poder remediar la situación con ayuda de los abogados de la familia. Jotaro no tuvo que ir a prisión preventiva y aunque la demanda quedaría en sus antecedentes, la mujer se encargó de que no fuera algo tan grave. Ella también se hizo cargo de que lo aceptaran en una nueva escuela incluso si estaban casi por terminar el año escolar; de manera que Jotaro pudo pasar el grado y continuar estudiando.

Holly nunca lo cuestionó por lo sucedido, no sólo por su amor maternal sino porque en el fondo entendía que las cosas habían llegado a ese extremo por no tomar cartas en el asunto desde antes. Jotaro sabía que su madre lo amaba y él, él la amaba más que a nadie en el mundo pero el mundo era cruel y no había sitio para un Jojo dulce, gentil, cuidadoso y amoroso con su mamá. Si quería que las cosas fueran diferentes para él, debía cambiar por completo y eso fue lo que hizo.

Tres años después, un Jotaro de diecisiete años cursaba su último año de bachillerato. Había crecido hasta los 1.95 metros de altura y tenía una musculatura descomunal para un adolescente. Era el chico más popular del instituto, aunque por todas las razones equivocadas, y su reputación lo precedía allá a donde fuera.

Jotaro Kujo era la perfecta definición de un bad boy y un fuckboy. Fumaba y bebía incluso al interior de la escuela, siempre estaba metido en peleas callejeras o clandestinas y todas las chicas querían acostarse con él. En torno a Jojo habían miles de rumores de todo tipo. Rumores sobre su cuerpo y su origen, rumores de sus conquistas y experiencias sexuales, rumores sobre él siendo el líder de una emergente pandilla, sus problemas legales y toda la gente que había mandado al hospital. Cada rumor era peor que el otro y sin importar lo inverosímiles que fueran, la gente los creía en el momento en que interactuaban con él.

Jotaro no era nada de eso. Llevaba buenas notas en la escuela y su personalidad introvertida hacía que no tuviera novia o amigos, además de su absoluto rechazo por formar ese tipo de vínculos. Eso sí, los problemas y las mujeres lo acosaban a borbotones y no había un sólo día en el que una chica no intentara ligarselo o algún pandillero de poca monta le buscara pelea para hacerse popular. Jotaro despreciaba a esa gentuza abiertamente. Apartaba a las chicas y las trataba de forma ruda y grosera. A los idiotas que pretendían darle una paliza, los golpeaba sin ningún refreno y más de alguno había terminado en urgencias pero jamás levantó los puños contra alguien que no se lo mereciera.

Sus problemas legales eran lo único veraz entre esos rumores. Él tenía antecedentes por lo sucedido en el pasado y cuando la policía local lo atrapaba en una pelea, terminaba pasando la noche en la celda de la comisaría. Todos pensaban que al cumplir los dieciocho, Jotaro sería un criminal o terminaría tras las rejas. Estúpidas asunciones hechas en base a una falsa reputación.

Una vez que acabara la escuela él pensaba largarse del país e irse a vivir a América dónde estaban establecidos sus abuelos. El viejo le había prometido una carta de admisión a una buena universidad, cosa que en Japón no conseguiría, y si eso no fuera lo mejor de todo; podría estudiar lo que él quisiera. Jotaro jamás lo había hablado con nadie pero guardaba la ilusión de convertirse en un biólogo marino y poder pasar el resto de su vida estudiando la vida marina y haciendo su contribución al medio ambiente.

El Jotaro soñador, amable y considerado seguía existiendo dentro de él pero no podía darle cabida pues si lo hacía, las cosas volverían a salir mal. Por eso jamás alegó en contra de su estúpida reputación y, aunque no aceptaba nada, tampoco dejó que esta definiera sus valores como persona. Porque Jotaro Kujo podía ser un joven violento con pinta de delincuente pero seguía siendo un chico noble que un día se despediría de esa vida e iniciaría una mejor como un hombre de bien en un país extranjero.

Sólo debía aguantar toda esa mierda por un año más y entonces la fortuna le iba a sonreír. Después de años viviendo en esa forma, un año más no sería problema. Todo iba a salir acorde a sus planes o eso pensaba hasta que llegó ese maldito estudiante de intercambio para complicarlo todo y confundirlo. Ni siquiera necesitaba conocerlo para detestarlo. Le bastaba con ver su estúpida cara inexpresiva, su ridículo cabello rojizo y esos ojos amatista que parecían escudriñar hasta el último rincón de su alma. Jotaro Kujo odiaba a Noriaki Kakyoin porque en el fondo, esa parte de sí mismo que reprimía, sabía que era el único capaz de arruinar sus planes y destruir su fachada de chico malo.

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Hola hola a todos, decidí reactivar esta cuenta con un nuevo fic Jotakak que empecé a escribir en este inicio de año. Simplemente espero que logre ser de su agrado y que me tengan paciencia con mis tonterías o si tardo en subir las actualizaciones.

Besos y abrazos

Saralit_TRS

Quiero Saber Lo Que Es El Amor [Jotakak]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora