Avery, una cantante conocida en Estados Unidos y que se está dando a conocer por el mundo, se reencuentra con su amor platónico adolescente, el cual no ve hace cinco años, tras un concierto en su ciudad natal ¿Conseguirá Avery lo que no consiguió en...
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Han pasado unos días desde que descubrí que trabajaría con Måneskin.
Ahora mismo voy camino a Miami con Thia, mi hermana e Isaac.
¿Por qué? Porque vamos a ir a comprar cosas para el cumple de Aaron.
Vamos a hacerle una fiesta sorpresa, vamos a invitar a unas cuantas personas que no ve desde hace mucho a los amigos que ha hecho en la universidad y en las prácticas.
- ¿Queda mucho para llegar?- pregunta mi hermana.
Voy yo conduciendo, Isaac de copiloto y Thia y mi hermana detrás.
- No, veinte minutillos.- Le respondo.
En la radio sonaba Titanium de Sia.
- No tiene tiempo la canción.- comenta Isaac.
- Pero sigue sonando.- Le contesto.
- Eso es el poder de Sia.- dice Thia.
- O que en su día fue un exitazo y cada dos por tres lo recuerdan.- Le contradice mi hermana.
Tras aparcar en el parking del centro comercial entramos y recapitulamos todo lo que íbamos a comprar.
La lista es larga.
Entre decoración, comida y regalos nos dejamos el sueldo de un mes.
Empezamos con la compra a las diez de la mañana, a la hora de comer teníamos gran parte de la decoración comprada.
- Lo dejamos en el coche, vamos a comer y seguimos.- dice mi hermana.
- Buena idea.- Le apoya Thia.
- Sí, porque si no nos va a dar un chungo.- añado.
- Vamos entonces.- dice Isaac.
Una vez guardamos todo decidimos ir a comer al KFC que hay en el centro comercial.
- ¿Un cubo para cuatro?- pregunta Ian antes de entrar.
- Sí.- Le respondemos nosotras.
- Yo voy a buscar una mesa.- aviso.
- Voy contigo.- me dice Thia.
- Ven tú conmigo, Charlie.- Le pide Ian.
Thia y yo encontramos una mesa y nos sentamos tras decirle a los otros dos donde estamos.
Tras la comida seguimos con nuestra búsqueda.
Aún nos faltan algunas decoraciones, toda la comida y nuestros regalos y el de Coral.
Un rato más tarde volvemos a las andadas.
Una vez terminamos volvimos al coche y, a duras penas, lo guardamos todo.
- La fiesta era en tu casa ¿No?- Le pregunto a Isaac.
