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Maldito Lobo.

Aullaste.

Te escuche mientras navegaba entre la poesía que conlleva una lectura amena.

Odio admitir que me asombraste, llenaste cada espacio con tu voz y mi corazón dio un salto pidiendo escucharte de nuevo mientras que te perdías entre el ruido de la multitud, me has impresionado, pero para mi gran desgracia eso no cambia en nada tu estupidez.

Asombrada y molesta. 

La oveja negra.

Cartas de la Oveja Negra al LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora