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En el medio de la noche, sobre tumbas que yacían dispersas bañadas por la luz plateada de la luna, Surtur danzaba consumiendo las almas de hombres y mujeres envueltos en pálidas y níveas mortajas.
Acechando las ánimas titubeantes por una eternidad con Hela u Odín, el guardián miró hacia abajo en medio de la oscuridad y vio, entre la calma del silencio y el crepitar de las llamas, las esferas bisoñas de la criatura.
Su llanto movió los mares e hizo rugir los cielos, opacando el aullar del gran lobo Fenrir y sellando su destino en una silenciosa promesa ante los Aesir.
Rápido como el martillo de Thor, la tomó y huyó dejando a su paso ondeantes sudarios que se desvanecían con el correr del tiempo.
El guardián tembló.
Aquella era la hora de la perdición, el día en que los dioses morirían y el árbol de la vidatemblaría ante el frenético grito de batalla, liberando la furia que guardaba en sus raíces desde el sinfín de los tiempos.
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OF TIES & BLOOD
Con Mjölnir empuñado en tu sagrado brazo, ¡oh, temible guerrero de Asgard! ¡Desplegad tu poder!
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― Lo que merecemos y lo que obtenemos nunca está en equilibrio. Parece que los dioses no están muy interesados en la justicia. Ylas skjaldmö siempre llevan las de perder ―
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