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cuando minho despertó con un dolor de cabeza infernal, en una cama que no era la suya, desnudo y con un mareo y dolor de cuerpo soportablemente placentero. supo que esa noche había sido una de las mejores de su vida.

soltó un quejido al sentir su garganta arder, tan rasposa que le dolía hasta para tragar. e incorporándose lo más suavemente posible en la cama, soltando pequeños soniditos ante el dolor en su culo y caderas, jadeó sorprendido cuando la tela de la sábana que cubría su pecho cayó, revelando una gran cantidad de hematomas y chupetones tanto morados como rojos, cruzando su pecho y marcándolo como un lienzo en blanco. se fijó en sus palmas, estas ardían, y minho notó pequeñas mordiditas en sus dedos y como en sus palmas habían marcas de media luna, intuyendo que fueron sus propias uñas las que se enterraron en su carne.

levantando la sábana que cubría sus piernas, vio quizás muchos más chupetones que en su pecho, cruzando sus muslos de lado a lado, entre sus piernas, viajando por su pelvis y podía jurar que igualmente tenía por la parte trasera de estos mismos.

miro la habitación donde se encontraba, era del tal christopher, ese que le había hecho ver las estrellas y llorar de satisfacción y placer como en toda su vida lo había hecho. una habitación pulcra y minimalista, de colores grises y negros. la cama era bastante grande para ser del chico solamente. tenía un escritorio con una computadora fija gigante, y un montón de papeles ordenados suavemente en la orilla junto con un montón de lápices. minho pudo reconocer un póster mediano de fall out boy al lado de estanterías llenas de libros y pinturas.

realmente él intentó mirar más, pero se movió un poco y un tirón en la mayoría de su cuerpo le hizo soltar un jadeo extasiado.

minho estaba seguro de que no se había drogado, que no había fumado mota y que definitivamente no había bebido tanto, pero tenía un dolor de cabeza tan impresionante y el cuerpo tan hecho mierda, que si no fuese porque recordaba absolutamente todo, él realmente hubiese pensado que casi cae en un coma etílico.

volvió a recordar todo lo que pasó anoche. él fue solo a una discoteca, queriendo festejar el último fin de semana antes de entrar a su próximo año universitario y dongju no había querido acompañarle por hacer no sabe que cosa con su hermano sunoo.

no se hizo problema, se enfundó en los mejores pantalones que tenía y con el buen humor que se le había pegado, con dos cervezas ya estaba bailando en la pista, con la lata en mano y buscando a alguien lo suficientemente lindo como para pasar la noche. habían un par de chicas que no le quitaban la mirada de encima, pero él realmente no tenía la cabeza como para estar con alguien del sexo contrario. le gustaba ser sodomizado, extasiado y mimado a la hora de intimar, tal vez jugar un poco con los azotes y la brusquedad, pero realmente no había encontrado a nadie que cumpliese con sus expectativas, y no quería tener sexo vainilla esa noche, quería algo brusco, duro, fuerte, y eso no lo pillaría en una chica.

de reojo, y entre el tumulto, vio a dos metros de él a quizás, era el chico más guapo y real que había conocido en sus podridos 19 años. de una rápida mirada pudo ver la mata de pelo azabache y la piel blanca, alto, tan alto como para poder recostar su cabeza en el hombro, y de hombros tan anchos y brazos gruesos enfundados en una chaqueta de cuero ajustada que le sentaba como un guante.

si, minho definitivamente había encontrado al chico de esta noche. estaba bebiendo algo de un vaso y soltando un par de risotadas mientras bailaba con otro chico que minho identificó enseguida como un amigo y no un ligue. y sonrió para sus adentros, porque solo bastaron un par de segundos escaneando al guapo chico azabache para que sus ojos se cruzasen. minho se perdió en esos ojos, algo caídos y redondos, oscuros, tan oscuros y profundos. y en esa media sonrisa que ahora mismo el chico tenía hacia su dirección.

secret .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora