10- Despedida

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La mañana apreció demasiado rápido a su parecer, ojeras y bolsas bajo su pálido rostro hacían notable su falta de sueño ¿Y cómo dormir después de todo aquello? El cantar de las aves lo atozigaba.
Al bajar encontró a aquel caballero que lo había dejado con insomnio toda la noche, se veía tan libre y despreocupado todo lo contrario a él ¿Cómo podía encontrarse en tanta plenitud?

- ¿Que haces aquí? ¿No sabes que es descortés entrar al hogar de alguien sin permiso? - esa pregunta en vez de intimidar, logró una sonrisa en el otro.

- ¿Desde cuando le llamas hogar a esto Hyunjin? - dio un paso al frente, suspiró sin quitar su mirada del otro

- Desde que no me ha quedado otra opción que permanecer atado aquí - huyó su vista de aquel caballero ¿Por qué se le hacía tan difícil?

- Te sucede algo, puedo verlo claro en tu rostro aunque tratas de aparentar que no, solo que no distingo que es - otro paso más cerca el uno del otro, sus latidos y respiraciones comenzaban a mezclarse en torno al lugar.

- Tal vez has comenzado a delirar, siempre he sido así - un paso atrás, era lo que necesitaba para dejarlo ir. Pero no quería.

- ¿En verdad? - su proximidad hacia sus extremidades temblar. No debía.

- Si...

- Dime que te sucede... por favor - su mano se apoyó en el hombro de Hyunjin produciéndole una electricidad por todo su cuerpo.

- Es algo que no te interesa, ya vete de aquí - apartó su hombro con brusquedad, queriendo huir dio un paso más hacia atrás.

- ¡Me interesas! ¿Cuándo lo vas a entender?

- ¿Cuando vas a entender que te alejes de mi? No soy bueno para ti... para nadie - sus ojos que habían perdurado secos hasta entonces empezaron a brillar y delatar su agonía.

- ¡Pero dime porqué! Sabes que no entiendo ¿por qué estás aquí? ¿De que tienes miedo?- confrontó su frente ante la del otro uniendose a tal proximidad que sus delicadas narices se chocaban.

- No...

- ¿Como quieres acaso que entienda, que te entienda a ti y a todo esto si no te abres ante mí? No has notado como me tienes, y eso me duele, porque eres importante para mí pero yo no sé si lo soy para ti - MinHo se apartó tratando se contener los latidos de su corazón.

- Es por eso... por esa razón debes dejarme, e irte. ¿Como negarte que lo nuestro es recíproco si lo tengo escrito en todo mi ser? ¿Como decirte que daría lo que fuera por seguirte hasta el amanecer y el fin de los tiempos? Pero bien sabes que estoy en un pozo sin salida por más que haya una cuerda colgada desde arriba.

- Pero tú...

- No, debo ser egoísta, no puedo permitirme el lujo de caer otra vez y llevarte conmigo - sus orbes oscuros se fundieron en uno.

- No me importaría caer si es por ti.

- Es por ello que he decidido ver por mi Minho, mi corazón no podría seguir latiendo si alguien más perdiera la vida por mi.

- ¿De qué hablas?

- Te has preguntado millares de veces la razón de mi cautiva existencia, pues déjame decirte que he matado al amor de mi vida, porque todo lo que ocurría estaba mal, yo estoy mal, cometí un pecado mortal y ahora me toca pagar, aunque no me quedaban razones para tener al menos una pizca de humanidad.

- ¿Por qué si era el amor de tu vida has decidido acabar con su existencia?

- Porque estaba mal ante los principios de los cuales se rige el Rey.
Lo mandó a matar MinHo, y lo hará contigo si no me dejas de una vez. Al menos hazlo por mí.

Su pecho se estrujó, no quería dejarlo ahora que al fin lo había encontrado, era la aventura de su vida y la estaba por perder.
Pero debía, Hyunjin no merecía volver a sufrir una perdida como la que había padecido. Él era demasiado para ese horrible mundo que antes le había parecido lleno de maravillas.

Asintió ante el otro. Hyunjin se sintió desfallecer. Era todo.

- Conocernos ha sido la mejor experiencia que he vivido y llegaré a vivir, hasta siempre Hyunjin - dio un paso más cerca.

- Gracias por mostrarme que podía volver a amar MinHo- imitó la acción de otro.

Sus rostros se aproximaban lentamente con timidez, sus narices se chocaron otra vez y en un impulso ambos ojos se hallaban cerrados, exhalaciones y leves sonrisas habían aparecido, finalizando en un choque corto pero dulce de labios.

Sus mundos se sintieron caer ante ellos, envolviendo sus almas en calidez y confort.

Y se miraron por última vez.
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Semanas habían transcurrido desde que vio a MinHo salir de esos muros para siempre, su vida se había vuelto casi igual de monótona que antes.
Era cuestión de tiempo para que ese caballero se olvidase de él, era lo que él príncipe se decía.

El Rey enfermó.

El príncipe fue llamado por los guardias en la tarde de verano, cuando los rayos de sol se estaban desvaneciendo en el horizonte.

La Corona sería asumida por el heredero al fin y el pueblo estaba de fiesta, esta no duró mucho pues días después el Rey había fallecido.

El mando era todo suyo, se preguntaba si todo era obra del destino y si este ya lo había perdonado por sus acciones, pero luego entendió que nunca hizo nada malo, salvo terminar juzgando a su persona injustamente por ser quien era con sus supuestos fallos, los cuales.
Aprendió en su tiempo de soledad como soberano de aquel reino, que sus defectos y virtudes lo hacían quien era, y que no debía ocultar su rostro ante nadie.

Ordenó a la caballería buscar el reino de Altair, y que encontrasen al caballero Lee MinHo y lo trajeran con invitación del antiguo príncipe ahora Rey.
Pero fue en vano. Al regresar después de un largo viaje, las noticias eran malas, aquel caballero había desaparecido hace tiempo y nadie tenía rastro de él.

Y allí las iluciones de Hyunjin quedaron nulas, y temía caer a aquel pozo otra vez.

- Fin

The Truth Untold - HyunHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora