𝐒𝐨𝐥𝐨...

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Ellos lo dejaban.

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Leo respiraba de forma pesada, el cuerpo lo sentía adolorido hasta el punto de querer arrancarse el caparazón que le pesaba, sus manos temblaban del sobreesfuerzo. Debía cumplir con tres horas más de entrenamiento. Un líder debía estar mejor preparado que sus seguidores para enseñar y poco a poco estar al nivel de su Sensei. En un futuro, ese lugar sería suyo. Pero estaba tan cansado.

El maestro Splinter volvió a golpear la punta de su bastón de jade contra el suelo, Leo conocía aquello cómo una nueva orden de repetir la kata nuevamente. Llevando la misma repetición por octava vez en apenas hora y media debido a la velocidad con la cual debería ejercerla junto la suficiente fuerza para que fuera perfecta, dos horas antes había calentado, se enfrentó al Sensei, puso a prueba su equilibrio y reflejos, ejercicio extra de golpes y patadas. Quería parar.

Su cuerpo ya no resistió más su propio peso al levantar su pierna al querer dar una patada, cayendo sobre su costado derecho. Sus manos se apoyaron en el suelo, pero al intentar levantarse todo su cuerpo tembló y cayó de nuevo al suelo sobre sus codos. No quería levantar la mirada a su padre quien ya estaba junto a él, con el bastón levantado unos milímetros del suelo. Leo cerró sus ojos en espera de la orden, pasaron unos segundos que le parecieron horas; Levantó su mirada lo suficiente, encontrándose con el semblante sereno, pero sin ninguna emoción del maestro.

Splinter: Es todo por hoy. — Dio al fin el golpe con su bastón, dando por terminado el entrenamiento. — Pero mañana repetiremos. Dúchate y toma un descanso, no habra patrullaje.

Leo: Gracias, Sensei... — Soltó un quejido al final de su oración al levantarse del suelo, reverenciando enseguida al mayor. — ¿Puedo-

Sensei:... — Levantó su mano, haciendo callar al joven de azul. Su ceño se frunció, mostrándose serio. — Debes seguir esforzándote, Leonardo, tus hermanos dependen de ti para que los guíes, te necesitan fuerte, listo para todo. 

¿Y qué hay de mí? quiso decir Leonardo, pero solo se limitó a asentir a lo dicho, no tenía derecho a quejarse, prometiendo dar lo mejor mañana. Creía que lo había hecho bien pero no fue así, no dio lo mejor a los ojos de su maestro, tal vez nunca lo daría. El joven líder salió del dojo con la mejor postura que pudo aparentar hasta perderse de los ojos de su padre e incluso cuando llegó hasta el baño en caso de encontrarse con alguien, pero no fue el caso, agradecido de que sus hermanos no estuvieran presentes en su camino. Como siempre. 

Al estar dentro de la tina con agua tibia, la puerta con seguro y el cuerpo jabonoso, pudo sentir algo de paz, tranquilidad mientras poco a poco se hundía en la tina. Tenía el cuerpo y caparazón pequeños, cabía perfectamente en la tina sin problema para hacer buceo de diez minutos donde solo era él junto al sonido del agua y las burbujas que hacía al dejar escapar el aire. No pensaba en nada más, un momento donde no era atormentado.

Media hora después, salió del baño con dos toallas, una en su cintura y otra sobre sus hombros mientras pegaba su equipo a su pecho, aún no había rastro de sus hermanos así que podía seguir con su rutina hasta que estuviera completamente tranquilo. Mostraría su misma actitud tranquila y dulce a sus hermanos con mejor animo si tomaba una siesta antes de la cena. Debía mantenerse fuerte frente a ellos.

Pero estaba muy cansado, apenas pudo ponerse su equipo sin que le temblaran las manos o al tocarse su piel le doliera, y en cuanto su cuerpo toco la cama sus ojos se cerraron, cayendo en un profundo sueño. Así era la mayor parte de sus días desde hace más de dos años, cuando se ofreció para ser el líder del equipo, cuando la exploración de la superficie se convirtió en salvarla todas las noches de distintas amenazas. Misiones que cargaban sobre sus hombros una nueva responsabilidad con la que debía lidear por su cuenta. Tenía solo catorce años cuando fue nombrado líder, ahora tenía dieciséis y ya estaba muy cansado. Debía seguir adelante. Pues aún después de tanto tiempo, no era suficiente. Leo comenzaba a creer que jamás sería suficiente pues siempre cometía un error. 

𝑻𝑴𝑵𝑻 ➼『 𝐒𝐨𝐥𝐨 𝐞𝐬𝐭𝐨𝐲 𝐭𝐫𝐢𝐬𝐭𝐞... 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora