XIV

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Cumplí 75 años. Vi partir a mi esposa. Estaba tan tranquila esa mañana. Dijo que se sentía cansada y quería dormir un poco más. La dejé. Deposite un beso en su frente y fui a hacer el desayuno. Cuando regresé ya se había ido. Llame a mis hijos. Lloramos juntos, luego reímos recordando los momentos que tuvimos juntos. Salimos de viaje al día siguiente. Sabía que ella no quería un funeral. Esparcimos sus cenizas en el bosque donde nos casamos. Decía que era su lugar favorito, y ahora siempre estaría ahí.

Muerte, Vieja AmigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora