Capítulo 2

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La sangre se esparcía por todo el piso saliendo de lo que antes fue un hombre vivo, Mon odiaba a ese tipo de personas, no, no sólo a ese tipo de personas, en realidad odiaba a todas las personas, le habían quitado la maldita camisa de fuerza tan solo hace un día y hoy estaba seguro que mientras apuñalaba al tipo con el tenedor lastimosamente se la volverían a colocar, todo por ese hijo de perra al que estaba matando.

- RapMon, detente! - Alzaba la voz Agust tratando de llamar la atención de su monstruoso amigo, no le perturvaba lo que veía, pero por ser el único amigo con el que contaba no quería realmente que lo lastimaron como solían hacerlo, pero ese tipo que ya estaba más que muerto se lo había buscado cuando decidió creerse el mejor del lugar y llegó de sorpresa apuñalando con una navaja en el brazo a Mon.

- Rápido rápido! - Llegaban los guardias más fuertes del lugar cubiertos con chalecos gruesos, apartaron a todos lo que estaban presenciando la masacre, trataban de separar a Mon, el cual ya estaba en descontrol, golpeaba a los hombres que lo trataban de sostener, aventándolos lejos, ellos se levantaban a toda prisa y volvían a intentar detenerlo, en un movimiento lograron poder sostener sus brazos, claro que les costaba trabajo y terminaron casi arrastrándolo para no perder tiempo.

- Suéltenme malditas perras!! - Gritaba con fiereza sacudiendo todo su cuerpo para intentar alejarse de los guardias.

- Mierda, esta totalmente segado, tendremos que llevarlo a la silla! - Grito uno de ellos, entre su descontrol y esa mínima parte consciente, que estaba por perderse por completo, logró observar por dentro del cristal del cuarto en donde solían hacer estudios a todos los INI, y ahí solo por un instante pudo ver a un joven gritando tratando de zafar sus manos de los amarres de la camilla y los médicos luchando por contenerlo, pero no pudo observarlo más tiempo ya que al final habían logrado llegar a una de las habitaciones que RapMon odiaba tanto, no había camas, no había mesas de tortura, solo era una gran silla totalmente metálica con sangre y manchas negras de quemaduras que claramente nadie se molestaba en limpiar, no quería estar ahí, comenzó a soltar golpes, patadas y mordidas, pero los guardias que lo trataban de colocar en la silla sabían ya como era cuando estaba descontrolado, por eso estaban cubiertos y eran escogidos los hombres más fuertes, aunque a veces eso ni siquiera era suficiente, cuando menos se dio cuenta se quedó fijo en la silla con las manos en los amarres al igual que las piernas.

- Vamos, enciéndela! - Ordenó el líder a uno de los médicos que había llegado en cuanto se entero de su descontrolado paciente, subió la palanca y la electricidad, pasando por los cables llegó a su destino comenzando a hacer estragos en el cuerpo de Mon, este aguantaba el dolor, se negaba a caer esta vez y con su increíble fuerza trataba de zafarse y por poco lo logra, asiendo que los guardias se pusieran nerviosos, pero pronto subieron la intensidad de la energía que corría descontrolada, a todos dentro de La Boîte se les erizó un poco la piel cuando dos gritos se escucharon por todo el lugar al mismo tiempo, después de unos cinco minutos el cuerpo del rubio cedió y quedó inconsciente, la silla eléctrica no era usada para darle muerte, no desde que descubrieron que parecía ser inmune a ella, pero era un buen instrumento para dejarlo inconsciente cuando perdía el control y aprovechaban para poder ponerle la camisa de fuerza, todos respiraron tranquilos de nuevo al verlo inconsciente.

- Me estoy volviendo loco también o escuche que alguien más grito? -

- Están asiendo estudios a otro INI -

- Vaya, hoy no fue el día de estas bestias - Hablo uno de ellos pateando el pie de Mon.

De nuevo estaba en esa pesadilla, caminando con cierta velocidad por todo ese sendero negro, la lluvia cayendo sobre su cuerpo mientras se veía a sí mismo en tonos blancos y negros, sin embargo corrió aún más fuerte, Mon solía tener pesadilla en ese mundo tan extraño que juraba era real, corrió desesperado viendo figuras acercarse a él, unas cosas que no hacían ruidos extraños, sino que eran susurros, murmullos de odio haciéndole sentir como un imbécil, aquellas cosas de solo un ojo y rostros deformados aparecían por su camino, sus lágrimas comenzaban a correr por sus ojos que de pronto cerraba y abría apareciendo en otro lugar,  apareció en un campo en donde no había nada más que oscuridad hasta que fijo la mirada al suelo descubriendo que unas serpientes comenzaban a subir por sus piernas, las pisaba y trataba de quitar con desesperación, grito de nuevo con fuerza y cerró los ojos antes de caer al suelo en donde de nuevo el escenario cambió, se encontraba sentado en el suelo de lo que alguna vez fue una casa que ahora estaba casi destruida, sin techo y con tal vez dos paredes a medias aún en pie complementando con las intensas llamas del lugar, lloraba sin querer abrir los ojos, deseando salir pronto de ahí y preguntándose hasta cuando seguiría teniendo esos sueños tan extraños, pero algo lo distrajo, la música que generaba un aparato mecánico de engranes llamó su atención, era tenue y pausada, abrió los ojos poco a poco y a sólo unos cuantos pies de distancia logró ver una figura la cual vestía de negro, con un sombrero parecido al de un bufón, piel solo un poco pálida y un aspecto macabro irradiando de las ojeras y las sombras de los ojos de aquel, se quedó paralizado pues nunca había visto a una persona así en sus sueños, sin el rostro desfigurado, tan tranquilo mirando al nocturno cielo en el que no parecía haber ninguna estrella... Trato de hablar sin lograrlo debido a que su voz no lograba salir y en su lugar solo podía escuchar el sonido de las paredes y las cosas quemándose, la figura solo por un momento pareció percatarse de la presencia de RapMon clavando su profunda mirada mostrando una cara un poco interesada por ver a alguien más ahí, el humo del fuego comenzaba a estorbar su visión y de pronto al tallar sus ojos por el ardor despertó, estaba agitado, el sudor corría por su frente y la inmovilidad lo asustó por un poco pero era solo esa maldita camisa de fuerza.

Dans la boîte (RaplinexHoseok)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora