El inicio de una aventura.

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+ Es una introducción muy larga, para que no se me alteren. +

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Un día perfecto como cualquier otro en el pueblo de Karmaland, bueno, no tanto. Los habitantes del pueblo se encontraban reconstruyendo sus hogares junto con los héroes después del sacrificio de Titi contra una amenaza poderosa.

Esto hacia que los ánimos de todos estuvieran por los suelos, parecía una enorme depresión conjunta que solo provocaba que los cielos se tornaran de un gris oscuro, amenazando con una tormenta.

Pero parecía que esto era lo que menos le importaba a la gente, si tenían que trabajar bajo un manto de lluvia, lo harían, lo importante ahora era solo seguir adelante.

—No puedo creer todavía lo que ha pasado..
Mencionó el oso del grupo, Rubius no había parado de lagrimear desde que se fue Titi, y era comprensible, es quien más atención le había puesto después de Quackity y Staxx.

—Es tu maldita culpa, oso de mierda.—
Habló la mamá de Titanicus, con un gran dolor en su insulto.
—Si no hubieras estado tan aferrado en el maldito juicio, Titi no hubiera estado en el pueblo, ¡Titi hubiera estado a salvo!

Willy en ese momento se acercó a consolar a Staxx quien nuevamente había decaído.
Las palabras eran armas filosas si se lo proponían, Rubius había empezado a dudar si era verdad lo que decían, ¿Fue realmente su culpa?

No, claro que no, él quería lo mejor para Titi.

—Ay mi rubia tetona, no te agüites wey, Titi lo hizo para que nosotros pudiéramos vivir un día más.
Quackity fue el que habló, dejando su mano en el hombro del furro español.

Ni siquiera Quackity se creía eso, estaba devastado, perdió a su hermano menor, y él pudo haberlo salvado. Aunque claro, la ebriedad escondía gran parte de su desesperación.
Debajo de la máscara del pato, su rostro estaba hinchado y rojo de la cantidad de lágrimas que había derramado, y sus labios derramaban por la comisura de sus labios algo de alcohol.

—Coño pato, que le puedes bajar dos rayas al smirnoff, apesta de cojones.
Habló Alexby, lo cual hizo reír al grupo por el lenguaje que utilizo, teniendo en cuenta que era el padre de la iglesia.

—¡Tú no me..digas que hacer! Pinche padrecito viola chamacos!

Quackity era muy bueno haciendo que el ambiente se sintiera diferente, hacía más de tres horas que ninguno de los integrantes había podido sonreír, y con justa razón, pero en esos momentos todo se sentía más relajado gracias al pato.

—Alexby tiene razón, mira como se te cae la baba.

Para sorpresa de todos, el oso se había acercado demasiado al híbrido pato, agachándose para poder limpiar lo que caía de los labios de Quackity con su lengua. Esto no hizo más que prender al mexicano, y si sobrio de repente salía con cada cosa, nadie quería imaginar cómo sería ebrio.

Mira que de puro milagro Luzu no se encontraba en esos momentos, porque si no iba a haber un pleito muy grande.

Fargan carraspeó la garganta, llamando la atención de los dos híbridos sobre sus acciones. Ambos se alejaron y fingieron retomar sus actividades en la construcción, aunque Quackity no hacía más que poner en una bocina a los tigres del norte.

—Anda chicos, que hay que terminar el pueblo.
Mencionó Vegetta con más ánimos que antes, ayudando con la construcción de una pared.

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Unos cuatro días después, el pueblo estaba como nuevo. Los aldeanos festejaban la reconstrucción de sus hogares, así que todo eran festejos y alegrías.

𝑬𝒗𝒆𝒓𝒚𝒃𝒐𝒅𝒚 𝒍𝒐𝒗𝒆𝒔 𝑸𝒖𝒂𝒄𝒌𝒊𝒕𝒚 ❛+➀➇❜
 (En Pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora