La fiesta.

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La fiesta en la playa no fue algo realmente digno que recordar. Felicitaciones y choques de copas resumían en gran parte todo. Memorable, el momento más feo de la fiesta. Cuando Isabelle apareció con su familia. Y lo que es peor, llevaba el mismo vestido que yo. Más tensión en la fiesta no pudo haber. Después subí a cambiarme el vestido. No era necesario probar mi orgullo.

Isabelle era hasta hace unos días la novia de Matt. Con novia me refiero, a una relación seria, con todas sus letras. Matt casi rompe las paredes cuando le hicieron terminar con ella. Ella también tiene 18. Un cabello rubio envidiable. Y unos ojos azules que penetran el alma. Alta. El opuesto a mí. Yo tengo una estatura promedio. Pero mi cabello es castaño claro. Mis ojos verdes esmeralda. Nuestras personalidades son como agua y aceite. A veces pienso que eso es el porque Matt y yo no conectábamos muy bien. Ella es imposible de leer. No muestra sus verdaderos sentimientos. Es como una muñeca. ¿Es sociable? Sí, pero hablar con alguien es distinto a saber la persona que realmente es. No le importa nada. Nada. Y me refiero a que, a mí no me importan las opiniones, pero a ella le da igual todo. Es el tipo de persona de hacer fiesta tras fiesta y emborracharse incluso antes de tener 18 y que le de lo mismo todo. Despilfarra el dinero a lo estúpido. Y tiene con qué, pero es un desastre. Ella y yo no encajamos en la misma habitación, y no creo que nunca lo hagamos. Con Matt empezó a cambiar, se veían muy felices juntos, él no dejaba que se emborrachara tanto, se la pasaban juntos. No sé como se enamoraron siendo así de distintos, pero ella encaja mucho mejor que yo, incluyendo todo eso.
Cuando entró a la terraza del hotel en dónde estábamos, la tensión se sintió profundamente, y los ojos de Matt se pusieron negros como la noche. Puso su cara de asco cuando me vio al lado suyo, pero más que nada, usando el mismo vestido. La ignoré.

-.¿Estás bien?- le susurré a Matt.

-.Bien es lo más lejano a lo que siento ahora.- dijo entre dientes.
Se alejó y se dirigió a la playa. No sin antes decirle algo a alguien, me parece el organizador de la fiesta. Mi celular vibró en mi mano. Había un mensaje.

Sube de inmediato a la suite. No estoy como para discusiones. Sólo hazlo.
Matt.

Y yo no estoy para cumplir órdenes. Lo llamé.
Al segundo zumbido contestó.

-. Te lo pido por favor Nina. Por favor.
Me colgó.
Fui hacia los elevadores pero sólo había una cosa en mi mente
¿Estaba llorando, o fue mi imaginación?
Envié un mensaje a Andreas.

Tengo que irme de la fiesta, gracias por venir, tu cita parecía ir bien, disfruta.
Te amo mucho
Nina.

Cuando estaba a punto de presionar el botón del elevador alguien tomó mi brazo izquierdo, me giré y me encontré con Isabelle y sus mejillas encendidas. Me estaba apretando muy fuerte. Me lastimaba, me lastimaba en serio.

-.Aclaremos algo niña estúpida.

-.¿Perdón? Tú ni siquiera estabas invitada a esta fiesta.- me retorcía del dolor, pero no podía retractarme, y menos mostrarle que me dolía.

-.Invitaron a mi papá, por lo cual yo vengo incluida imbécil. En fin, ése vestido te queda horrible, pero dejemos algo claro, que él me haya dejado no significa que seas nada. Eres una niña estúpida que dice sí a todo lo que le piden y lo más cerca que estés de él, será fingido, el jamás jamás sentirá algo por ti. ¿Crees que los Decatur pondrán atención en una amorfa como tú? Ingenua. Por cierto, si te lo preguntabas, practico artes marciales.
El brazo ya me temblaba demasiado, era evidente el dolor.

-.Si no me sueltas, voy a gritar por ayuda, y te demandaré por asalto, además tu aliento huele a que mucho antes de llegar a la fiesta ya habías estado tomando bastante. ¿Agresión y ebriedad? eso no se va a ver muy bien para tu entrevista en las universidades ¿O sí?- mi voz empezaba a oírse distorsionada por el dolor. Me soltó el brazo y se alejó revoloteando con sus tacones de aguja.
Miré mi brazo. Me dolía. Sus dedos estaban marcados en mi brazo. Subí a la suite con los tacones en la mano derecha, la izquierda dolía. En el último piso sólo había dos suites, la de Matt y la mía. Eran las suites presidenciales. Estaban conectadas incluso. Abrí la puerta con la llave electrónica. Tiré los tacones. Fui al baño a mojar mi brazo con agua muy fría. Me quité el vestido con cuidado. Llené la tina con agua caliente y burbujas. Me di un baño caliente para tratar de olvidarme de todo, y parecía funcionar. Hasta que sentí las lagrimas resbalar por mis mejillas. Definitivamente esto no era lo mío. Salí de la tina y me sequé, me puse ropa interior y una bata del hotel. Di un paso hacia la puerta, que dejé entreabierta, pero me caí sobre el brazo izquierdo, y oí como algo tronaba muy fuerte. El dolor se expandió a todo el brazo.Oí ruido cerca, parecía el elevador. Quise abrir la boca pero me detuve.

Flightless bird.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora