Como nunca creía nadie.

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Era un día normal, como cualquier otro. Yo estaba aceptablemente bien. Decidí madrugar y salir a correr con una amiga, pensando que un poco de deporte iría bien para desconectar de todo. Al llegar a casa noté raros a mis padres, se sentía la tensión, supe que algo pasaba pero aún no sabía el qué. Entonces decidí normalizar la situación y seguir como siempre. Vi la tele un rato, luego leí y llegó la hora de comer. En esa comida, volvió a comenzar todo de nuevo. No tenía mucho hambre, había desayunado y después de correr volví a comer un pequeño almuerzo, así que dejé bastante comida en el plato. Y de repente, sin venir a cuento, mis padres me preguntaron si había tirado el desayuno y el almuerzo; mi primera reacción fue una mezcla entre rabia, impotencia y decepción. Yo tuve muchos problemas relacionados con ese tema, y al ver que me creían capaz de hacerlo, me defraudaron, pero aún más me defraudó la forma en la que trataron ese tema, algo tan complicado y delicado, y me lo echaron en cara de repente. Sólo pude callarme, no quería liarla, no quería tratar un tema que me afecta tanto y que lo hizo aún más en su día. Esa misma tarde quedé con dos amigas para estudiar, todo iba bien, a mi madre le parecía bien e incluso dijo que vinieran a mi casa que ella se iba a ir. Estudiamos y reímos y la verdad que lo pasé bastante bien. Las acompañé y al volver a casa no había nadie, me sentí a gusto, como no me sentía desde hacía bastante tiempo, pensé que todo se estaba solucionando, poco a poco, pero me sentía algo mejor. Mientras hacía mis deberes y terminaba de estudiar, todo volvió a ser igual, tenía de nuevo la culpa de todo, lo había hecho todo mal durante los tres días en los que volví a estar un poco mejor, me sentí realmente estúpida. Me duché y cené lo más rápido que pude para poder volver a mi habitación y desahogarme. Pero en la cena, de nuevo pasó, de nuevo me sentí tan mal, me dijeron que les daba vergüenza, "vergüenza", para ellos una simple palabra, pero para mí significó hundirme aún más, significó querer desaparecer de ahí...Mientras me concentraba en no pensar en eso, escuché a mis padres hablando de mí, diciendo otra vez que no soy capaz de hacer las cosas bien, que no soy normal, que no es normal que haga estas cosas, que les avergonzaba... Eso me hizo pensar como algo que para mí había sido bueno y me había ayudado tanto a desconectar y conseguir estar bien por momentos, para ellos había sido un completo un desastre. Y quizá sea porque en toda mi vida, lo que creí que estaba bien no servía para nada, solo para hacer peor las cosas. Puede que el punto de vista que tenemos de las cosas lo manipulamos para hacernos sentir bien pero que en realidad nuestro juicio no vale nada. Y por otra parte, ¿quién define lo que está bien y lo que está mal? Yo creo que a ojos de cada persona varía todo esto. Pero supongo que una vez que tienen esa imagen de ti, que dicen esas cosas sin saber el daño que causan, no hay marcha atrás y es muy difícil superarlo. Porque puede que esa persona esté como nunca creía nadie.

Me gustaría aclarar que todo lo que escribo aquí son reflexiones personales pero las historias que escribo como ésta no tienen porqué ser ciertas, puede que alguna lo sea o que simplemente salga de mi imaginación. Lo único totalmente verídico es que intento exponer mi reflexión de diferente manera.

Reflexiones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora