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DE: Marco Reus lesionado
PARA: Marco Reus

Querido Marco:
¡Qué extraño se siente escribirse a sí mismo una carta! Aunque la verdad es que ya no sé si yo soy Marco Reus.

Al principio me pareció absurda la recomendación del psicólogo del equipo, ¿Quién se escribiría una carta a sí mismo?, según él mis lesiones eran algo mental, como si mi mente patera fuertemente mi tobillo hasta dejarme en cama por varias semanas. Pero luego sentí la necesidad de hacerlo y hoy, Marco, estoy escribiendo mi primera carta hacia ti.

Tengo tantas cosas que decirte... Quiero... ¡Rayos! No puedo hacerlo.

Escribo literalmente esto para que sepas lo incómodo que estoy al escribirte desde la comodidad de mi sillón con un bolso de hielo sobre mi tobillo. ¿Desde cuándo nos acostumbramos a esto?

Han pasado tantas cosas que han cambiado mi vida que muchas veces me pregunto ¿Qué pasó con Marco Reus?

No sabes cuánto anhelo ser el de antes...
Creo que todo comenzó en el 2013 al final de un grandioso partido en medio del Estadio de Wembley. Habíamos tenido una temporada de ensueño, habíamos pasado las semifinales ganando al poderoso Real Madrid, pero en ese momento perdíamos la final de la Champions. ¿Sabes desde cuándo el Borussia Dortmund no llegaba a una final? Quizás era algo que no se volvería a repetir en mucho tiempo, sentía que si esta vez no ganaba la copa no lo haría nunca. Esa era nuestra presión.

Y Robben con su magia nos apagó la llama. Me sentí culpable. Quizás fui uno de los más afectados de mi equipo, al contrario de Mario que sentía una lucha interna, o quizás no.
Luego vino una temporada agitada, una temporada sin Mario. Lewa se había convertido en mi apoyo y un nuevo amigo tocaba mis puertas: Auba.

Debo decir que fue un año satisfactorio en lo personal, fui el goleador de la Bundesliga y el equipo estaba tan consolidado como si Mario jamás se hubiera ido.

Pero Robert siguió a Mario, y Marco de nuevo estaba solo...

Era mayo del 2014 y en el aire se respiraba una sola cosa: "Mundial"

Estábamos clasificados y nuestro equipo estaba en un grupo complicado pero no difícil. Portugal, Ghana y Estados Unidos son buenos equipos, pero nosotros también lo somos.

Nuestro último partido comprobatorio era contra Armenia y estaba de titular. No podía describir lo que se sentía ir a mi primer mundial.

Pero para antes de que terminara el primer tiempo ya me encontraba en una camilla y con varios médicos revisando mi tobillo.

Se veía grave. Estaba mal.

Y pasó. Ver el mundial por televisión no es nada como vivirlo dentro de la cancha.

Pero ahora con mi tobillo vendado y en muletas no era mucho lo que podía hacer.

Alemania se coronaba campeona con gol de Mario y mis compañeros festejaban a más no poder. Lágrimas rodaban de mi rostro y no podía definir de qué eran. ¿Alegría? ¿Frustración? ¿Enojo? ¿Qué pasaba conmigo?

Estaba feliz porque sentía el orgullo nacionalista de que mi país se encontrara en lo más alto del fútbol mundial, pero dentro de mí tenía ese dolor de saber que yo pude haber estado ahí, de formar parte de esa celebración, de alzar esa copa en el Maracaná, sin duda ya jamás lo volveré a hacer.
Todos mis amigos eran campeones, hasta Roman que no jugó ni un minuto y Erik que a sus 22 años ya tenía en su cuello una medalla de la FIFA. ¿Y yo? También merecía estar ahí, luché por llegar al mundial, la única diferencia era que yo no podía ser llamado "campeón mundial"

Pero luego del trago amargo del mundial llegó el momento más difícil en mi carrera como profesional.

El Dortmund se desmoronaba lentamente ante mis ojos, y tú no aparecías.

Fecha tras fecha, de local o visitante, conmigo o sin mí, íbamos perdiendo cada partido que disputábamos y nos encontrábamos ya en zona de descenso.

Trataba de dar lo mejor de mí, quería que tú volvieras a aparecer que volvieras a deslumbrar y a impresionar al mundo como tantas veces lo hiciste, pero nunca llegaste.

En esos instantes tuve que tomar una gran decisión: renovar o no. Muchas veces me habían persuadido en dejar el equipo, había muchos grandes del fútbol que me querían e intentaron convencerme que a mi edad y con mi talento el Borussia Dortmund no me podía ofrecer nada, que era tiempo de las cosas grandes. Pero simplemente no podía dejarlo, no ahora que estábamos mal, debía continuar y por mucho más tiempo. Este club me lo ha dado todo, ahora es tiempo que lo dé todo también.

Ese momento en el cual me comprometí a sacar de ese mal momento al equipo, pensé que habías vuelto a mí cuando empezabas a hacer grandes jugadas, pero volviste a caer.

No sabes cuánto extraño volver a ser el de antes, volver a ser el Súper Marco que a todos les agradaba.

Ahora estamos a las puertas de una final de la Copa Alemana, el único título que podemos aspirar a esta temporada y nuestro pasaje directo a Europa League.

Me llena de nostalgia saber que hace unos cuantos años en estos momentos ya estábamos dentro de la Champions y disputando la liga local.

Marco, este es el momento en el que debes regresar, es ahora cuando debes aparecer, el equipo te necesita, yo te necesito.

Vuelve como nunca antes lo habías hecho, juega como si nunca más lo volvieras a hacer.

Atentamente
Marco

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