Si soy yo la Leah perra Clearwater y diran ¿porque me dicen perra? facil porqur haci me comporto pero pueden juzgarme mi ex prometido Sam Uley se imprimio en mi ex mejor amiga y prima Emily Young toda su vida es perfecta y encima soy la unica mujer...
Me toca patrullar con Paul y Sam. Perfecto. Los dos más insoportables. Mientras íbamos en el camino, no podía evitar tener en la cabeza la canción de "Don't Blame Me" de Taylor Swift.
— ¡Por Dios, ya basta, Leah! —dijo Paul, mientras gruñía.
— Solo estoy cantando-
— Sí, pero estás en mi cabeza, así que deja de cantar-
— Pero yo no elijo estar en sus cabezas-
— Y yo no elijo escucharte-
— ¡Cállense los dos! —Sam usó su tono de alfa, el que siempre te hace callar instantáneamente.
Y, por supuesto, mi loba y el lobo de Paul se agacharon la cabeza al instante. En silencio, dejé de cantar, aunque seguía rondando la melodía en mi mente.
Todo parecía volver a la normalidad, hasta que, de repente, un recuerdo apareció en mi cabeza. Un maldito flashback de Sam y yo.
Flashback
— ¿A dónde vamos, Sam? Por favor, dime...-
— Espera... —me tapó los ojos con suavidad. Taraaaa...-
— ¿Un picnic? —dije, sonriendo, y él asintió nervioso.
— Me encanta. —Lo besé sin pensarlo.
Fin del flashback
Sam y Paul se quedaron callados después de ver ese recuerdo en mi mente. Yo me estaba muriendo de la vergüenza. ¿Por qué tenía que salir eso justo ahora?
¿Por qué, mierda, pienso en esas cosas? No, no y no... no debería estar pensando en eso. No podemos, Leah, no podemos.
— Está bien, Leah. —Sam me dijo, intentando calmarme.
— Al parecer no puedes superar a Sam. Sabes que él ya no te hará caso porque su impronta es Emily, no tú. —El cabrón de Paul, como siempre, tenía que meterse en donde no lo llaman
— Paul, si no dejas de hablar de eso, te juro que vas a lamentarlo. No vas a querer ver ni escuchar lo que voy a hacer.
— ¿Ah, sí? ¿Y qué? —dijo con voz desafiante, como si no temiera nada.
—Si así quieres jugar...- conteste ya enojada
— Sabes, andaba pensando... — hablé pero Paul me interrumpió
— ¿Tú, pensando? — Respondió el empezando a reírse
— Sí, pensaba en cómo te sentiste cuando tu madre era alcohólica y tus padres se divorciaron. —dijo, con una falsa "inocencia"
La tensión se hizo palpable en el aire.
— Maldita perra, no hables de ellos... —su voz se volvió más grave -Sabes, todas las mujeres son unas perras-
— Mhm, y tu madre, ¿de qué raza es? —respondí, con una sonrisa desafiante.
En un abrir y cerrar de ojos, Paul se lanzó hacia mí, mordiéndome en la pata trasera. Sin pensarlo, le lancé una patada, y en un parpadeo estaba lista para devolverle la mordida. Pero, claro, no tuve tiempo.
— ¡Basta, los dos! Dejen de pelear. —La voz de Sam resonó con fuerza. Su tono de alfa no dejaba espacio para discusión.
Gruñí, al igual que Paul, pero ninguno de los dos dijo más. Así que seguimos patrullando, como si nada hubiera pasado, aunque la tensión seguía flotando entre nosotros.
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