Historia

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Ya había terminado la carrera cuando crucé la meta, me sentía realmente cansada y exhausta, me temblaba el cuerpo y solo sentía que me iba a desmayar. Y así fue. Desperté encima de lo que parecía un colchón, los médicos me habían estado ayudando, colocaron hielo en mi cabeza para amenuar la fiebre y pusieron mis piernas en alto, no podía sentirlas. Pensaba que era por la carrera, miré al cielo un momento para poder ver por última vez en ese día la luz del sol.

No sé a qué hora llegué a mi casa, pero tampoco es que me importase mucho. Tomé una ducha y me fui directa al sofá con un helado en mi mano, deseosa de poder ver alguna película de lo que fuese, me daba igual si era romántica. Para mi todas las películas, a este nivel, eran predecibles incluso me arriesgo a pensar que lo siguen siendo. Me cansé de buscar y puse Netflix. Comencé a ver una de comedia, de Jim Carrey, en lo que comenzaba hice unas palomitas, las cuales se acabaron muy rápidamente cuando tan solo llevaba 30 minutos de película, tan típico de mí...

Apagué la televisión, cuando terminé, y me fui a mi cama. Estaba muy cansada, sin darme cuenta y sin darme tiempo para suspirar, se cerraron mis ojos.

Abrí con dificultad los párpados, lo veía todo borroso. ¿Dónde estaba? No lo sé. ¿Qué pasaba? Ni idea. Lo único que alcancé a ver bien fueron 4 personas a mi lado, vestidos de blanco y con batas azules claras, no parecían médicos y tampoco parecían dentistas. De repente sentí como me pincharon algo... Sentí un calor horrible por todo el cuerpo, es como si me quemaran viva, luego sentí mucho frío y acabé por tener espasmos y ataques de ira, intenté escaparme de aquellas cadenas que me tenían sujeta a una camilla, las que se clavaban en mi piel cada que me movía. Paré para poder respirar y justo en ese momento todo en mi habitación estaba negro, las luces se habían ido y las personas con caras borrosas y trajes blancos con esas peculiares batas huían. Pude mirar hacia abajo un momento y vi que estaba flotando, me miré en un espejo... era un monstruo.

Mis brazos y piernas estaban negras y tenían grietas de las cuales emanaba un poder morado muy raro, mis manos y pies eran garras, mis ojos estaban totalmente blancos, mi cabello era muy corto y de un rojo granate bastante oscuro, tenía una cola con escamas. Quise llorar y llorar y sin embargo no pude. Estaba tan frustrada... que lo único que logré hacer fue gritar.

Grité con la máxima fuerza que pude que incluso rompí el espejo.

Me levanté de la cama de un salto y observé mi cara en el espejo, estaba normal. Respiré y me calmé. Observé mi cuarto, las sábanas de mi cuarto estaban tiradas en el suelo, la cama y la almohada mojada debido al sudor, los cojines estaban repartidos por todos lados de la habitación. Suspiré de nuevo, fui a la ducha y al salir arreglé el cuarto. Miré la hora y salí pitando al trabajo, llegaba tarde, era la primera vez que me pasaba en mucho tiempo. Es cierto, aunque no me creas. He estado las últimas semanas un tanto mala, puede que esa fuera la razón por la cual me desmayase o tuviera esa pesadilla, he tenido mucha fiebre por bastante tiempo además de problemas respiratorios.

Es cierto que el trabajo me pillaba un poco lejos, pero si iba en tren e ignoraba todo el tráfico, en 1 hora llegaba a tiempo, pero debía de irme a las 8 de casa todas las mañanas si quería llegar temprano, sin embargo esta vez salí bastante más tarde de casa. No sé si era yo o el clima, pero me sentía muy cansada. Me quité la chaqueta y entré al baño para ponerme el uniforme y comencé a atender a personas. Me encontraba fregando el suelo cuando mi compañera me llamó, y por supuesto, acudí en su ayuda. Parecía que era urgente, no paraba de gritar mi nombre. Y efectivamente, era muy urgente. Se había quemado cocinando, rápidamente llamé a los médicos para que vinieras a ayudarla. Mientras mi compañero y yo le echábamos agua fría en la mano y hielo para relajarla. Unos veinte minutos más tarde llegaron y la atendieron, tenían tan mal la quemadura que se le veía hasta el hueso.

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