III - A flote

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Jisung quiso quedarse en la biblioteca esa mañana. Chan andaba ocupado en sus asuntos, Hyunjin aún no llegaría, y él tenía tiempo sobrante antes de tener que presentarse en el aula. Sentía que conocía como la palma de su mano cada rincón de aquella biblioteca. Su lugar favorito era el más apartado, cerca de la sección de poseía a donde nadie iba porque a nadie le interesaba la poesía. Todos buscaban enciclopedias y documentos de estudio, cuya sección estaba al otro lado del lugar.

Sung sin embargo rara vez buscaba cosas como esas. A veces ojeaba libros de poesía por mera curiosidad, y poco a poco se convencía de que era un género bastante interesante pues no estaba lejos de ser similar a la música. Le gustaba analizar e imaginar qué querría decir el autor en versos que pasaban del amor a la melancolía, la furia, el anhelo, y la adoración.

No pudo evitar cuestionarse entonces qué era lo que iluminó su creatividad mientras estuvo recostado en el césped el día anterior. La idea no volvió a su cabeza desde entonces pero mientras estuvo ahí, tuvo la certeza de que era una de las mejores que se le pudo ocurrir en mucho tiempo. La mejor forma de recordar algo era volviendo al lugar de los hechos, visualizando y oyendo, pero ir solo a aquel jardín era un riesgo enorme. No era como que quisiera encontrarse con un montón de desconocidos que le señalarían por estar echado sobre el césped del jardín como un vago.

¿Y qué tal si buscaba una idea nueva? Quién sabe, quizá tendría ocurrencias mejores.

Los exámenes no serían hasta en dos semanas más y eso le daba muchísimo tiempo como para leer un libro. Salió de su espacio seguro para recorrer con la mirada algunas estanterías. Cada libro nuevo que observaba era una aventura diferente y sólo su instinto sabría si tomarlo o no. Sin darse cuenta abandonó la sección de poesía y se adentró en las novelas. Los libros ya no eran delgados, sino que gruesos con un montón de páginas que tenían pinta de durar días para un lector promedio.

Nada lograba captar su atención aún, y no esperó que un chico lo hiciera antes de que un libro.

Seungmin estaba justo ahí, buscando algo también.

—Hola Jisung. —saludó tan pronto le vio de vuelta.

—H-hola Seungmin. —habló con algo de torpeza. No esperó encontrarlo en aquel momento.

Han no tenía rencor alguno frente a Kim. Eran lo que siempre fueron; dos sujetos de la universidad que se conocían de forma superficial. No existía una amistad fuerte o algo que les uniera, al menos por ahora. Estar en buenos términos bastaba para ambos.

—¿Buscas novelas también? —consultó.

—Realmente estaba explorando. Me gustaría leer algo.

—Hm. Entiendo. —dijo serio. En un instante sonrió y señaló con un dedo una parte específica de la alta estantería—. Esos de ahí no son historias largas y hostigantes. De hecho son interesantes y fáciles de leer. Los leí todos.

—¿Lees novelas?

—Es uno de mis pasatiempos. En medicina debemos leer muchísimo. Leo novelas por montones para mantener la costumbre. —señaló con la mirada un par de libros que traía entre manos—. Me estoy dando un lujo antes de que comience la temporada de exámenes.

—Estaba pensando exactamente lo mismo. —comentó para luego mirar hacia la parte de la estantería a la que el menor había apuntado hace un rato—. Tomaré tu recomendación.

—No te arrepentirás, eso es seguro. —pronto hizo una pequeña reverencia—. Ya tengo lo que buscaba. Suerte con tu lectura, Jisung.

—Oh, gracias. —replicó el gesto—. Nos vemos, Seungmin.

(Don't) Forget me || MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora