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—Valeria

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—Valeria.

Escuché por allá a la lejanía, pero realmente prefería seguir comiendo cachapa con Lacava que prestarle atención a esa molesta voz envidiosa porque no puede estar en mi lugar.

—Valeria, párate.

Sentí un empujón durísimo y eso me terminó de arrechar y de despertar. Joda, ahora uno ni dormir puede.

— ¡Valeria!

— ¿Queéeeee? —dije con molestia a la vez me restregaba los ojos.

La cama estaba demasiado criminal como para yo levantarme. Lo que me provocaba era dormir hasta enero, pues.

Cuando medio abrí los ojos, vi a mi 'amá arrecha, viéndome feo.

—Párate, nojoda, que ya son las ocho y media —me dijo mientras zapateaba.

— ¡¿Las ocho?! ¡No sí! —me destapé y esta vez la que estaba arrecha era yo— ¡¿Por qué me voy a levantar a las ocho un domingo, mi'arma?!

— ¿Hoy no es que Hannah te va a explicar física, pues?

Ah verga, verdad.

Mi 'amá abrió la cortina y todo la luz me cegó mis ojitos. Nagüevoneitor, tan temprano y ya hay un solazo.

Me tocó ir a bañarme después de calentar mi agüita porque la pija, esa agua estaba era hielo, nojoda. Me vestí rapidito con cualquier vaina equis y cuando bajé a desayunar mi mamá me vio feo por segunda vez en lo que va de mañana.

— ¿Para dónde vas tú cómo una loca, Valeria Valentina? —me dijo con reproche y con las manos en la cadera.

Repasé mi ropa y cargaba una bermuda y una camisa de Juan Carlos junto con mis Crocs verdes.

¿Qué hablás'? Senda pinta que cargo.

— ¿Qué es, mami? Respeta el flow.

Me senté en la mesa esperando mi arepa con queso y respectiva tacita de café, pero mi 'amá se antojó hoy de joderme, pues. Se me paró al lao' na' más pa' criticar mi pinta.

—Mira como tienes la bermuda esa toda arrugada, como si la hubieses sacado de una botella —giré los ojos mientras le metía un mordisco a la arepa— Y esa camisa está sucia, anda a cambiarte.

—Ah pues, claro que no —contradije y le eché un trago a mi café pero me quemé la jeta porque estaba hirviendo esa verga.

—Esa camisa la cargabas ayer, Valeria —volvió a reprochar.

—Sí, pero no está sucia.

Demás está decir que mi mamá tenía era unas ganas de partirme una silla por la espalda.

—Ay Valeria, si eres cochina, como si es que tú lavas —se metió Juan Carlos en lo que iba pa' la cocina.

— ¿Qué hablás'' vos'? Si vos' tampoco hacés' nada, coño 'e madre.

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