Mi respiración se hizo visible al dejar mis labios me abracé con fuerza a mí misma para intentar dejar de temblar, aunque todo el cuerpo me temblaba y no solo era por el frío sino también por el miedo. Esto no podía estar pasando de nuevo, no ahora, ¡Dios! Sin poder evitarlo miraba hacia todos lados, no había nada solo el enorme bosque y los árboles que me rodeaban, decidida me encaminé por un pequeño sendero en el que aún la tierra era visible, los días nevados recién empezaban y la poca luz del día se colaba por entre los frondosos follajes de aquellos árboles, miré el suelo y casi me voy de culo al notar las pequeñas huellas color carmesí que se dirigían por el mismo camino en el que yo iba. Cerré mis ojos con fuerza y continúe.
-Gretta- una voz profunda y gutural se escuchó detrás de mí
Sin pensármelo dos veces corrí a la velocidad que mis piernas lo permitían, lo hacía como si mi vida dependía de ello, y, técnicamente así era.
-No puedes huir de mí, porque soy parte de ti- susurró cerca de mi oído
No es real, no es real, solo está en tu mente Gretta
Me repetía eso una y otra vez -Oh claro que soy real o sino ¿Dime por qué puedo hacer esto?- gritó aquel ser y sentí como fuí arrastrada mientras tiraban de mis piernas
-¡Por favor detente!- supliqué pero mis palabras eran en vano
Su respiración estaba agitada y muy fría, pude sentir como lamía la parte de atrás de mi cuello, su lengua era larga y la podía ver por el rabillo de mi ojo mientras se acercaba a lamer también mi mejilla. Era asqueroso y enfermo, pero que podía esperarse de este maldito engendro del demonio, o quizás él era un demonio.
-No me hagas esto, por favor- susurré cerrando mis ojos y dejando caer dos gruesas lágrimas
-Solo dame lo que pido y te dejaré en paz- mordió el lóbulo de mi oreja con fuerza y sentí correr el líquido caliente por todo el lado de mi cuello
-¡No lo haré maldito enfermo!- grité con todas mis fuerzas y moviéndome con todo lo que tenía para liberarme de él
-Entonces no hay trato- dijo él aborrecible ser que me torturaba cada vez que podía
Me dió la vuelta de golpe y gemí de dolor al sentir como puso mis manos por arriba de mi cabeza con demasiada fuerza, sus extraños ojos de dos colores me observaron con detenimiento, tenía un ojo negro completamente y el otro de color rojo.
-Déjame en paz- le pedí y sólo sonrió de lado
-Solo haz lo que te pido y nunca recordarás haberme conocido- dijo con tranquilidad
-Jamás- susurré -Nunca ¿Me oyes? ¡Nunca!- daba patadas intentando huir pero no lograba nada
Vi la furia en sus ojos y supe que en ese momento solo tenía algo en mente, matarme, pero no lo haría rápido, no, me torturaría hasta que las ideas para hacerlo se le agotaran.
¿Que quería? Un hijo.
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Gretta
FantasyExiste una palabra para definir el momento en el que fantasía y realidad se mezclan: Locura. En mi locura he hallado libertad y seguridad; la libertad de estar sola y la seguridad de no ser comprendida. La locura es la única manera de escapar a la e...