Fiebre

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Por lo que sentía mi sangre subir hasta mi cabeza donde ardía, quemaba. Oliver me miraba preocupado, su mano tocando mi frente significaba solo una cosa.

-Dios, estás volando de fiebre.-susurró. Sentí como el viento de su ida frotaba mi cara. Escuché la canilla abrirse acompañada de la heladera. Regresó, me miró y se mordió el labio con clara preocupación.-¿Dónde están las toallas de mano, Riley?-intentó articular algo apresurado, seguía con su abrigo puesto. Le apunté al baño que estaba cruzando el pasillo de mi cuarto.

Hace algunos minutos recuerdo haberlo saludado y acompañado hasta la puerta para despedirlo, pero en eso, me tropecé y de la nada todo oscureció. Al despertar, sentí algo frío en mi frente y nuca.

-Deberías darte una ducha fría, la fiebre no baja.-dijo mientras se levantaba del suelo con suma preocupación. Tomó de su bolsillo su celular, tipeó algo con apuro. Intenté incorporarme en la cama, sosteniendo el paño de mi frente, estaba algo mojada. Lo vi al morocho como articulaba unas palabras y hacía señas para que me volviera a acostar.
Me levante con decisión. -Ve al baño, duchate.- Eso hice, fui al baño y me quedé ahí, parada, medio dormida, con la mente en blanco. -¿Riley?- pregunto después de golpear la puerta dos veces.-¿Riley?-preguntó nuevamente. Creo que después dijo algo como que iba a entrar pero yo me mantuve en silencio así que esperó unos segundos antes de entrar. -¿Deberías estar duchándote, que carajo haces ahí parada?-dijo, me tambaleé.

Lo siguiente que recuerdo es yo debajo de la ducha, ¿desnuda?. Pervertido, pensé. No sé cómo aparecí mojada en la habitación, cambiada con lo primero que vi. Olía a comida, me dirigí a la cocina donde Oliver estaba de espaldas. Se dió vuelta sorprendido, sonrió de lado.

--Come algo, te dará fuerzas para recuperarte por completo.- dijo mientras apoyaba un plato con lo que parecía un omelette. Miré el plato, luego lo observé a él. Reí. Tenía la camisa arremangada hasta los codos, dejando ver parte de sus tatuajes. -Mejor utiliza esa energía que estás gastando burlandote de mi en comer, señorita.-dijo y volví a reír un poco más bajo.

Su mano se asomó arrastrando algo en la mesa.-Toma, bebe agua después.- ordenó como si nunca hubiese tomado una pastilla antes. Tragué la pastilla con ayuda de un poco de agua.

-¿No es tarde para ti?-articulé como pude unas palabras. Sentía un pinchazo profundo en el lado izquierdo de mi cabeza, parecía que latía, pero podría resistirlo.

-No te preocupes, lo importante aquí es que te sientas mejor.-dijo amablemente. Su calidez se sentía desde mi asiento y eso que él estaba apoyado de brazos cruzados en la isla de la cocina, observando todo con detenimiento.

-Deberías de ir, es tarde, perderás el tren.-dije mientras intentaba cortar lo que quedaba de omelette con el tenedor.

-Linda, los trenes ya no funcionan a esta hora.-dijo con tono burlón. ¿Cómo qué no? Todavía faltaban horas para que cierren. Alcé la vista y lo miré, poco a poco abriendo mis ojos sorprendida. Entonces me levanté de golpe y corrí en búsqueda de mi celular, en medio de miles de mensajes y dos llamadas perdidas estaba el reloj.

1:34 am

¿Qué?¡¿QUÉ?!

Eran la una de la mañana, ¿en qué momento? Regresé a la cocina y Oliver me miró sonriendo de lado, cerró los ojos y asintió lento.

-Así es, pelirroja. Es muy tarde.-Lo observé, miré de nuevo el celular con los ojos bien abiertos intentando despertar de esta maldita pesadilla cuando lágrimas comenzaron a caer por mis ojos. El examen, no. el EXAMEN.

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⏰ Última actualización: Jan 07, 2023 ⏰

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