Este libro trata de una serie de recopilaciones de historias con las que participé en este challenge de twitter, tratan sobre la temática JIMSU.
Los créditos de la planificación así como de las sugerencias de trama, pertenecen a la cuenta de tw: @de...
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Había pasado un mes desde que el inspector Park se había transferido a la comisaría de Daegu, y definitivamente ya comenzaba a sentir como el aire lúgubre y oscuro de la ciudad y sus habitantes comenzaba a ahogarlo.
Apenas recordaba cómo era vivir antes de venirse a esta ratonera, ni siquiera las cosas que un mes antes le apasionaban conseguían aligerar su ánimo.
JiMin sentía como su alma se iba corrompiendo poco a poco, sentía como su trabajo en la comisaría le ahogaba y le hundía en un pozo de alquitrán, pero al mismo tiempo, eso era lo único que conseguía devolverle la pasión.
Hace dos semanas, había aterrizado en su mesa una gruesa carpeta que contenía toda la información de su siguiente objetivo.
The Gray Pianist.
El oficial que se la había entregado se alejó con una sonrisa maliciosa en el rostro, y en el fondo lamentando la mala suerte del inspector. Nadie deseaba encargarse del criminal, tan silencioso como un gato e invisible como un fantasma. Conseguía robar siempre las joyas que se proponía, incluso frente a decenas de personas y en un cuarto fuertemente vigilado.
Nunca habían conseguido atraparlo.
A pesar de que pronto el ladrón comenzó un juego de danza con toda la comisaria, dejando pistas y avisos sobre su próximo robo, y la hora y fecha en la que sucedería.
Y esa era la razón de por qué JiMin se encontraba vestido de gala, con una americana y unos pantalones de traje que definitivamente se encontraban pegados de manera incómoda a su piel, las fuertes lluvias no habían cesado aún desde que el hombre se mudó a Daegu, y había tenido que recurrir a usar los únicos zapatos que no se estropeaban con el agua, sus amadas Chelsea Boots, su alto tacón había arrancado miradas y carcajadas de sus compañeros, pero JiMin sabía cómo ignorar a ese tipo de gente.
Y JiMin no iba a aceptar críticas de cuatro policías de bajo rango, con una gran barriga producto de la comida rápida e hipercalórica que consumían a diario, y mucho menos que no sabían combinar la ropa con el uniforme.
El inspector se encontraba apoyado en una columna, contemplando con aburrimiento la atestada fiesta que el dueño había montado con intenciones benéficas, gente que iba vestida demasiado elegante y portando joyas carísimas y de todos los tamaños, el joven del piano estaba tocando una canción tan lenta que se le hacía soporífera.
Más que una fiesta benéfica, parecía un circo para ver quién lucía más o quién tenía mas poder adquisitivo. Apartando la mirada, sacó la nota arrugada de su bolsillo. La pista que le había llevado a ese lugar.
