La tentación y el deseo nunca se olvidan, los lazos de unión se crearon para que nadie vuelva a separarlos ni menos que menos verlos caer una vez más. Cuando dos personas están predestinadas a unirse, pero no el momento, sino que tardaron mucho para...
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CAPÍTULO 3
Nicole.
¿No es su sueño, no?
No, no puede serlo. Puedo sentir su perfume embriagarme completamente y la calidez de su cercanía cuando una de sus manos se enroscó en mi muñeca aproximando nuestros cuerpos rozando nuestros pechos, queriendo que solo le presté atención a él y no al resto que me está rodeando en este lugar.
Habían pasado cinco años largos, duros y desequilibrantes cuando me daba cuenta que no tenía la presencia de Alessandro conmigo, solo tenía un pedazo suyo acompañándome en cada momento desde que mis ojos pudieron admirarla con ese amor que creía que nunca sentiría en mi vida por ver un ser humano tan inocente en mis manos sucias por haberme cargado en mi espalda las muertes de otras personas que me hicieron mierda y solo tuve el interés de matarlos antes que me lastimarán una vez más.
Isabella mantiene una parte suya.
Porque es su padre, es el papá que siempre quiso conocer en persona y sentir ese amor de padre que quiere tener en su inocente vida.
—¿Qué estás haciendo acá, Alessandro? — le pregunté soltándome de su agarré.
—Vine por lo que me pertenece.
—Sí vienes en busca de tus mujeres de turno, lamentó informarte que no estoy disponible. — le comentó secamente.
Las voces de las personas se podía escucharse acompañada de la música suave en el ambiente y Alessandro me siguió sujetando de la muñeca para arrastrarme con él hasta un pasillo vació donde no había rastros de los invitados, pegando mi espalda contra la pared y sus manos quedaron a los costados de mi cabeza flexionando sus brazos mirándome fijamente con seriedad instalada en su rostro.
—¿Mujeres de turno? — me pregunta burlón. — Solo quiero una mujer disponible para mí. No me creeré el puto cuento del compromiso del bienestar que quiere tu padre para ti, Nicole.
—¿De qué estás hablando? — le pregunté fingiendo confusión. — Cinco años pasaron, Alessandro. Olvídate de esa promesa que juraste cuando me fui de tu vida por mi propio bien.
—¿Piensas que es fácil de olvidar? Cinco años pasaron, pero mis sentimientos por ti no han cambiado, Nicole. — me dice aproximando su boca contra la mía.
Sintiendo el leve roce de nuestras bocas junto con la retención de mi respiración y solo mirándolo fijamente queriendo no perderme ningún detalle del hombre que tengo frente a mis ojos después de tantos años anhelando que vuelva a mi vida para que sepa que los sentimientos han aumentado cuando mi corazón late como loco solo por tenerlo conmigo aquí un segundo. Me hubiese gustado que estuviera presente en el desarrollo del embarazo por más que no quisiera tener hijos, verme en cada lucha todas las noches desvelándome cuando Isabella lloraba buscando comida o con retorcijones, queriendo sentir el calor de otro ser humano aparte de mamá y sus tíos que la rodearon siempre.
